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No hay conflicto que se reduzca solo al campo de batalla. Todos tienen efectos más allá de las fronteras, más en un mundo multipolar. El recrudecimiento de las hostilidades entre Israel y Palestina ha provocado que el mapa geopolítico se vuelva a agitar y ha puesto en juego un pacto «histórico», según el presidente israelí, Benjamin Netanyahu, entre su país y Arabia Saudí, considerada por muchos la «guardiana» del Islam, aliado tradicional de Palestina y con quien Israel quiere «alcanzar la paz» con la mediación además de Estados Unidos. Muchos ya lo daban por hecho, pero la situación ha cambiado en los últimos días.

De momento, la ofensiva lanzada por Hamás asestó un duro golpe al avance en las negociaciones. Y es que el príncipe heredero Mohammed bin Salmán habló recientemente de avances con Israel, pero también insistió en la necesidad de avanzar en la causa palestina, vista como una prioridad. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Arabia Saudí retomó su retórica habitual en un comunicado el sábado y afirmó que el reino advirtió sobre una "situación explosiva como resultado de la ocupación continua y la privación de los derechos legítimos del pueblo palestino".

Todo ello a pesar de que hace solamente unos días el propio presidente isrealí aseguró que había alcanzado «un acuerdo de paz histórico» con Arabia Saudí y que ese paso precisamente podría servir para calmar la tensión con Palestina. "Semejante paz contribuirá en gran medida a poner fin al conflicto árabe-israelí. Alentará a otros estados árabes a normalizar sus relaciones con Israel. Mejorará las perspectivas de paz con los palestinos, alentará una reconciliación más amplia entre el judaísmo y Islam", sostuvo.

¿Qué va -o iba, al menos- dentro de ese acuerdo? La meta principal es un reestablecimiento de las relaciones diplomáticas, aunque Estados Unidos asume también que el pacto «tiene que tener en cuenta la causa palestina». Hasta ahora la línea a seguir era esa, pero la ofensiva sobre Israel puede que haya cambiado los planes y además habría daños colaterales para la Administración Biden, que aspiraba a una victoria diplomática antes de las elecciones de 2024 en EEUU.

Este acercamiento se da además solo tres años después de los Acuerdos de Abraham. En 2020, también con la mediación de EEUU bajo el mandato de Donald Trump, se alcanzaron los primeros pactos de paz en Oriente Medio después de dos décadas. Fueron entre Israel, Emiratos Árabes Unidos y Bahrein, aunque luego se sumaron a los mismos también Marruecos y Sudán. Más allá de lo recogido en el texto, los países firmantes lograron cerrar un acercamiento con Washington. Se quedó fuera de la rúbrica, eso sí, Irán, archienemigo de EEUU y uno de los principales aliados de Palestina.

Pablo del Amo, coordinador de Descifrando la Guerra, explica que sí, que "uno de los objetivos de Hamás ha sido, digamos, romper esa tendencia de normalización de los países árabes con Israel« para poner el foco de nuevo en el conflicto porque »esos países habían dejado de apoyar tan activamente« la causa palestina. »Con lo que estamos viendo es muy complicado que se dé el acuerdo", termina.

Del Amo resalta también el papel de Irán, que es «uno de los enemigos de Israel» porque forma parte de lo que se llama «el eje de la resistencia» en favor de Palestina además de estar cerca por ejemplo de Hezbolá y de otros grupos armados. «Pero no pensemos que Teherán es la que maneja los hilos, porque cada país tiene su propia dinámica», matiza el analista, aunque sea «patrocinador» de algunas facciones. «Hamás por ejemplo está más vinculada a Catar», esgrime. La conclusión de todo esto es que Estados Unidos tiene que apoyar por un lado a Israel y por otro «disuadir a Irán» de las intenciones de influencia que pueda tener.

Uno de los objetivos de Hamás ha sido, digamos, romper esa tendencia de normalización de los países árabes con Israel

La Unión Europea, como casi siempre en estos casos, parece que mira desde la distancia, pero la realidad no es tanto esa. De hecho, es el principal soporte externo para Palestina: y es que la asignación financiera plurianual para la zona en el marco de la NDICI (Neighbourhood, Development and International Cooperation Instrument, por sus siglas en inglés), que es el instrumento del que dispone la UE en términos de cooperación, para el periodo 2021-2024 asciende a 1.177 millones de euros. Es el último dato disponible.

Asimismo, desde hace años, el respaldo a Palestina se sostiene en cinco pilares, que son Democracia, Estado de Derecho y Derechos Humanos; Reforma de la Gobernanza, Consolidación Fiscal y Política; Prestación de Servicios Sostenibles; Cambio Climático, Acceso a Servicios Autosuficientes de Agua y Energía; Desarrollo Económico Sostenible. Maneja una inversión en tres vías, que son la financiación directa, la ayuda al refugiado y la ayuda al desarrollo. "Creo que el compromiso de la Unión con Palestina está fuera de toda duda, lo dicen los datos", sentencian las fuentes consultadas por este medio.

El conflicto palestino-israelí nada tiene que ver con la invasión rusa de Ucrania, aunque tendamos a equiparar las guerras, pero también sirve para agitar el mapa internacional. Y hay bandos: Estados Unidos empuja a Israel mientras el mundo árabe trata de sostener a los palestinos. La UE, por su lado, insiste en que Hamás no representa a toda la sociedad palestina y aunque mantiene que Israel tiene «derecho a defenderse» pide que los civiles no paguen el mayor peaje.