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Guillermo y Máxima de Holanda han puesto de nuevo rumbo a Grecia, donde tienen una casa, aprovechando las vacaciones escolares, una semana llamada herfstvakantie.

Todavía colea la polémica que originó una escapada de la familia real al completa cuando el país vivía las restricciones de la pandemia y nadie se podía mover, en 2020.

Los reyes, que tuvieron que regresar antes de lo previsto con sus tres hijas, aparecieron a continuación en televisión para disculparse. Dijo entonces el monarca, que esa decisión había sido "su mayor error de juicio en sus años en el trono".

Asimismo, acompañado por su mujer, y con caras muy apesadumbradas, dijo "haber traicionado" la confianza de la gente y que sus compatriotas se habían sentido "justamente abandonados" por él, ya que "muchas personas no tuvieron vacaciones de otoño y fueron encerradas de nuevo. La gente no tenía dónde ir y yo me fui felizmente al extranjero".

Unos años después, y de ahí viene la polémica, los reyes han viajado de incógnito desde Hamburgo, para no ser reconocidos, y saltar desde el país alemán a Grecia. El periodo de vacaciones del rey es de once días, del 6 de octubre pasado al 17, en que no tiene agenda oficial.

Se da la circunstancia de que Guillermo, llamado en su país el rey de las vacaciones, es piloto y tiene en la aviación una de sus principales aficiones, por lo que es previsible que llevara su propio avión.

Este extenso descanso coincide con la situación política que vive en mundo con el conflicto judeo-palestino, que ha causado en pocos días miles de muertos y una desestabilización internacional preocupante.

Asimismo, los medios holandeses han vuelto a sacar a la luz el pasado nazi de su abuelo, el príncipe Bernardo, que no solo no fue un héroe de la resistencia, sino que además militó en el partido de Hitler con carnet.