En concreto, consta de cinco apartados en los que se pretenden comprobar las competencias de los trabajadores públicos. El primero de ellos está basado en el trabajo en equipo y se valoran conductas como la ayuda al resto de compañeros, la generación de buen ambiente, la participación, etc. El segundo está basado en la capacidad de los empleados públicos de adaptarse a las diferentes situaciones que se plantean en su jornada laboral. Por ejemplos, se evalúa la adaptación a los cambios con rapidez, la actitud antes los mismos, la resolución de los incidentes, etc.
En el tercer apartado se aborda la implicación y el compromiso para conseguir los objetivos del departamento en el que desarrollan sus funciones. En este punto se miden cuestiones como la puntualidad, los picos de trabajo o la aportación de propuestas de mejora, entre otros aspectos. El cuarto está basado en la orientación hacia los resultados, es decir, en la preocupación por tener un nivel de trabajo alto y de calidad, pese a los obstáculos que se puedan plantear. Por ejemplo, se evalúa si se llevan a cabo sus funciones en el tiempo previsto, la perseverancia en la consecución de los objetivos, etc. Por último, el quinto apartado está centrado en el servicio prestado a los ciudadanos. Se valoran cuestiones como la amabilidad, la confidencialidad de los datos, si se hace todo lo posible para satisfacer las necesidades de los usuarios, el conocimiento y respecto de estos, etc.
Cabe precisar que los trabajadores de cada unidad se autoevalúan, al tiempo que valoran a sus compañeros. Además, sus superiores también valoran el trabajo de los funcionarios que tienen en sus áreas correspondientes. La puntuación máxima es un 6 y para superar la evaluación es necesario sacar como mínimo un 3.
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Tesumen; paripé en donde los sindicatos tienen "mordida"...a buen entendedor...