Roser Gener, en una imagen de archivo durante un reconocimiento del Ayuntamiento de Ciutadella.

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«No soy más que una puericultora», afirmó Roser Gener Coll (Ciutadella, 1932) al ser entrevistada en julio de 2004, tras aprobar el pleno del Ayuntamiento de Ciutadella, el acuerdo para dar su nombre a la nueva escuela infantil construida en la avenida Josep Mascaró Pasarius.

«Esta idea me sorprendió, porque a los centros se les suelen poner nombre de personas fallecidas. Creo que es un reconocimiento al trabajo realizado para mejorar la educación infantil, que ha convertido a Ciutadella en un referente en esta materia», añadió. «Yo puedo ser la de más edad, pero muchas personas han participado en este proyecto, destacando el psicólogo Vicenç Arnáiz. Él es el padre de las escuelas infantiles de Ciutadella y yo podría ser una tía».

Roser Gener, que ha fallecido a los 91 años, mujer clave para impulsar la educación en la etapa 0-3 años en Ciutadella, dedicó su vocación y trayectoria profesional a la enseñanza, la pedagogía y la educación. Durante más de veinte años ejerció como profesora en la escoleta Joguina. Fue la promotora, junto al sacerdote Pere Comella, entonces rector de la parroquia de Sant Antoni Maria Claret, de la creación de esta escuela infantil.

Gestionaron, primero, un acuerdo con la escoleta Es Poriol para conseguir un reconocimiento público. Primero como escuela laboral, integradas en el Ministerio de Trabajo. Después recibieron ayudas del Ministerio de Sanidad, pero siempre reivindicaron el carácter de centros educativos y no asistenciales de las escuelas infantiles.

La ‘escoleta’ que lleva su nombre constituye un reconocimiento y homenaje permanente a la viva vocación docente de Roser Gener. Desde 1983 a 1985 intervino decisivamente en la definición y puesta en marcha del Patronat Municipal d’Escoles Infantils de Ciutadella, que fue creado por acuerdo unánime del pleno municipal celebrado el 11 de agosto de 1983.

Posteriormente, Roser Gener participó en las iniciativas de este patronato, lo que evidenció su perseverante labor en la docencia. Jubilada en 1999, continuó trabajando y aportando su colaboración como voluntaria en diferentes entidades del ámbito social de Ciutadella.

Por su compromiso con la Iglesia católica, siempre mantuvo una actitud de servicio y compromiso social. «A partir del Concilio Vaticano II busqué esta colaboración y compromiso con la sociedad», dijo. Primero fue en la hostelería. El entonces obispo de Menorca Miquel Moncadas le pidió que trabajara en este sector donde existía una problemática social.