Manuel Valls y Cayetana Álvarez de Toledo, en la presentación del libro en el Ateneu de Maó.  | D.M.

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«El valor guiaba sus pasos» es el título de la edición española del libro de Manuel Valls, ex primer ministro francés muy vinculado a Menorca, que el viernes presentó en el Ateneu de Maó, junto a la historiadora y diputada del PP Cayetana Álvarez de Toledo.

Su recopilación de figuras históricas, entre ellas algunas de la Transición, como Juan Carlos I, pretende mostrar cómo grandes personas han sido decisivas con su acción para defender y construir los valores democráticos europeos, ahora en peligro. Dijo que eso ya no depende tanto de los análisis de los procesos, como en tiempos de Marx, sino del coraje de quienes defienden la democracia.

Ante un comentario de una persona del público sobre la aparente fortaleza de dirigentes dictatoriales, Putin por ejemplo, en contraste con la debilidad de los liderazgos en Europa, Valls defendió la capacidad de la democracia de crear líderes fuertes bajo un principio de unidad que ahora no existe. Por eso reclamó que «los europeos debemos defender lo que somos» y más «coraje ético y moral como el que representa Volodímir Zelenski».

Advertencia

Su exposición adquirió tono de advertencia. «No podemos vivir pensando que eso no pasará, porque puede pasar». La victoria de Trump y la extensión de la guerra de Ucrania son dos ejemplos. Por eso, defiende que hay que prepararse y si eso implica invertir más en defensa habrá que hacerlo.

El ex primer ministro francés comentó que «hemos tenido el privilegio de vivir en una Europa de libertad y democracia, pero eso está cambiando, por los extremismos, la posverdad, la mentira como argumento y las ideologías en contra de los valores universales». Lamentó que esté creciendo «entre la izquierda una línea ideológica de odio a Israel».

Manuel Valls considera que «ha llegado un momento en el que hay que escoger» ante los dos principales peligros para los europeos: Putin y el islamismo. Tanto él como Cayetana Álvarez de Toledo coincidieron en que «los políticos no tratan a los ciudadanos como adultos y no les dicen la verdad por el miedo a perder votos». Y otro aspecto del diagnóstico realista-pesimista: «Los políticos solo se dirigen a los suyos».