El joven se precipitó en un hotel de la urbanización. | DAVID ARQUIMBAU SINTES

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Un joven británico de 22 años fue detenido por agentes de la Guardia Civil en la madrugada del pasado día 29 tras haber protagonizado varios altercados en la vía pública y en un hotel de la urbanización del Arenal d’en Castell, el Aguamarina, en el que practicó el peligroso balconing al saltar entre balcones pese a que él no estaba hospedado en este establecimiento.

El hombre acabó precipitándose desde la primera planta del establecimiento hotelero hasta una zona ajardinada de los bajos con la fortuna de que solo sufrió algunas magulladuras, según ha informado el instituto armado. Fue el resultado final del incidente que había protagonizado poco antes, sobre la media noche, en el que se mostró agresivo con los guardias, a los que llegó a lanzar un extintor antiincendios.

El joven se encontraba en estado etílico y, posiblemente, bajo los efectos de sustancias estupefacientes cuando deambulaba por una calle contigua al hotel, causando daños al mobiliario urbano. Fueron responsables del establecimiento los que dieron el aviso a la Guardia Civil por el alboroto que estaba causando en el exterior del hotel donde se hospedaban su hermano y su cuñada. En el hotel no tienen constancia de que el joven acabara precipitándose desde la primera planta hasta el jardín.

El británico acabó en la habitación en la que se alojaban sus familiares para que se tranquilizara. Sin embargo, en un descuido, huyó por la terraza sin que su hermano pudiera impedirlo y comenzó a pasar de un balcón a otro de la misma primera planta del hotel hasta que cayó a la zona ajardinada.

El joven se puso nervioso, desobedeció e increpó a los agentes, por lo que acabó siendo detenido y conducido primero al cuartel de Es Mercadal y posteriormente al de Maó, donde pasó la noche en el calabozo. Más tarde declararía que él pensaba que saltar entre balcones es una práctica permitida en España.

El apunte

Quedó en libertad tras prestar declaración en el juzgado de Guardia

El joven británico pasó la noche en el calabozo del cuartel de la Guardia Civil de Maó y, al día siguiente, fue trasladado a los juzgados de Ciutadella para prestar declaración ante el juez de guardia. Asistido por el abogado, Eladio Sintes, tras explicar lo sucedido, como resultado de la ingesta de alcohol y, posiblemente, otras sustancias, el titular resolvió decretar el auto de libertad sin cargos a petición de su abogado. En este caso se contempló que los altercados no habían sido graves y que, afortunadamente, tampoco él había sufrido heridas importantes, con el hecho de que finalizaba ya sus vacaciones y debía regresar a su país.