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El Govern propondrá a la comunidad educativa limitar «al máximo» el uso de los teléfonos móviles, dentro y fuera de los espacios docentes. Para ello, la Conselleria d’Educació redactará una instrucción que primero será consensuada con las mesas sectoriales, los directores y los sindicatos antes ser remitida a los colegios e institutos para su aplicación. Se trata de ordenar la utilización de estos dispositivos para evitar abusos. Ahora cada centro aplica sus propias reglas, pero ante la movilización de las familias y las advertencias de psicólogos y pedagogos, aunque sin criterios unánimes, la prohibición del móvil se abre paso en España.

El móvil favorece la distracción y la dispersión; y permite acceder a contenidos inadecuados cuando, en la adolescencia, se forma la personalidad. Contenidos que provocan consumos adictivos o compulsivos; crean comportamientos machistas y homófobos, y conducen a mensajes pornográficos, así como de gran violencia. La doctora en Psicología Catherine L’Ecuyer afirma que «muy pocos jóvenes están preparados para tener un ‘smartphone’ o estar en las redes antes de los 18 años». Hay un ámbito esencial, la familia, donde hay que que fijar normas, espacios y momentos. Tanto en la familia como en la escuela no se trata de prohibir, sino de educar, regular e impulsar un uso inteligente de estos potentes ordenadores.