Dicen que brindar con agua da mala suerte, una de esas leyendas urbanas no confirmadas que se me vino a la cabeza cuando vi hacerlo, ufano, al alcalde de Es Castell y miembros de su equipo con los representantes del Govern y el Consell. El motivo de celebración merecía saltarse supersticiones: diez años esperando a que terminara la tiranía de las garrafas para abrir el grifo y poder beber directamente, sin los dichosos nitratos; otra cosa será lo que nos costará esa potabilización, pero seguro que para la mayoría de vecinos, especialmente los de mayor edad o sin coche o que viven en un tercer piso sin ascensor, librarse del acarreo y almacenamiento de envases de 5 u 8 litros será un alivio, aunque conlleve el ajuste tarifario.
Vía libre
Protocolo del brindis
27/12/16 0:00
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