La mayoría de los vascos, cada vez que escuchamos la palabra España y más cuando se pronuncia a gritos y enarbolando la rojigualda, temblamos. No es odio, es miedo. Y ahora mismo lo que está promoviendo la derecha da miedo. Comprendo que para ellos, devotos de la sacrosanta unidad territorial, lo que provoca pavor es lo que hacen los otros. Pero creo que hay un matiz importante. El que un tipo como Carles Puigdemont decida convocar un referéndum –que no es otra cosa que hacer una pregunta a la gente– a mí no me afecta en nada. Si a través de esa pregunta, si el resultado hubiera sido favorable a sus aspiraciones soberanistas, hubiera comenzado un proceso de desconexión de su territorio del resto del país, pues yo les habría deseado buena suerte y feliz viaje. Que es lo que toca, cuando uno quiere irse.
Patrias
22/11/23 4:01
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