El primer trabajo de los gobernantes es repartir el dinero recaudado por los impuestos en partidas que garanticen que los servicios públicos funcionen. El segundo es buscar nuevas formas de ampliar ese dineral que captan de nuestros bolsillos día tras día. De ahí que, a veces, según quién gobierne, la salida fácil y rápida para conseguir más pasta es vender a su madre. Es decir, el territorio. Ese que también es de todos, pero nos roban a punta de pistola cada vez que un promotor inmobiliario sueña con una gran urbanización –o un chalet modesto– con vistas al mar. Para quien se sienta en una poltrona, y ya tiene aseguradas sus propias vistas al mar porque vive entre la elite, seguramente destruir un trocito más de la Isla no sea tan relevante.
El rayo verde
Dineral
11/03/24 4:00
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