TW

Aunque aparezca en jueves, la columna se ha escrito en domingo. Esta vez en Domingo de Ramos para más señas. Hoy para el lector será como mínimo Jueves Santo. Para mí, ayer fue simplemente sábado. Y ambos decimos la verdad, aunque la verdad no sea la misma. Empiezo a liarme, pero no a manipularle. Es mi afición, por supuesto. Liarme y liarlos. Con cariño siempre. Y sin ánimo de lucro, como diría alguno.

El sábado anuncian la muerte de Telegram en España. Tic-tac el reloj pone la cuenta atrás y ya restan tres horas para firmar el acta de defunción. Piensas en un bulo. Consultas las fuentes y aunque son varios los medios que se hacen eco de ello, no lo ves claro. ¿Puede un juez secuestrar un medio para comunicarnos? La información te llega sesgada. Solo te llega la primera página de un auto judicial. ¿Por qué creérnoslo? Es Domingo de Ramos y mientras las iglesias se preparan para las bendiciones de Palmas y Ramos, Telegram sigue activo.

Tampoco era legal y nos encerraron durante meses. Ya no te fías ni de lo que te dice el Gobierno ni la oposición. ¿Llegarán a cerrar medios de comunicación contrarios a algunos posicionamientos políticos? España no está sola en esto. Son varios los países que censuran contenidos. ¿Será la Agenda 2030? Por si acaso, te descargas unos proxys mientras valoras si lo que te estás descargando no será todo lo contrario. ¿Habré dado acceso a Putin para que escuche algún audio chorra que reenvío o algún fotomontaje reenviado en un bar de Lavapiés? Tampoco me preocupa. ¿Acaso le preocupa a Sánchez lo que le robaron con el Pegasus? Al menos a mí no me encontrarán ningún contacto con Marruecos, rusos, chinos ni venezolanos. Ni exiliados ni terroristas.

No me preocupa lo que puedan saber de mí. No tengo nada que esconder. Me preocupa eso sí, que nos limiten la libertad de expresión, de contrarrestar bulos y demás. Me preocupa una ley de pandemias que refuerce la potestad de arrestos domiciliarios por simple capricho de un personaje. Me preocupa la mafia en algunas cadenas de comunicación y en las formaciones políticas. Me preocupan los ánimos de lucro, eso sí. Me preocupan las palabras de la ministra de Defensa. Y, sobre todo, sus silencios. Por activa o por pasiva. ¿Pensará que al ser los últimos en ser invadidos por Rusia nos defenderán los otros? ¿Y si somos los primeros en ser invadidos por Marruecos?

Prefiero batirme en Telegram y en las páginas de «Es Diari», que hacerlo con un fusil en la retaguardia.