Hay cuestiones que parecen de Perogrullo, pero siempre habrá quien les quiera sacar matices, puntualizaciones y zarandajas para intentar darles la vuelta. Ser un criminal hijo de puta es una de ellas. Cuando una persona –por llamarla de alguna manera– es capaz, con total frialdad, incluso con entusiasmo, de apuntar a la cabeza de otra con un arma y disparar, todos sabemos de qué hablamos. Que detrás de ese evento haya una ideología, una religión o cualquier otro delirio que queramos inventar, es irrelevante. El 99 por ciento de los seres humanos seríamos incapaces de hacer algo así, incluso en casos de legítima defensa, que esa es otra historia. Ahora que los vascos están llamados a votar se ha desatado, otra vez, el debate de si ETA esto o ETA aquello. Los que se consideran demócratas –algún partido con las manos manchadísimas de sangre, por cierto– quieren llamar a lo que hizo ETA terrorismo.
Terrorismo
20/04/24 4:00
También en Opinión
- La odisea de una tiktoker que quería pasar la noche en el aeropuerto de Menorca
- José Antonio Fortuny: «Sueño con ganar a la enfermedad; no quiero que nadie pase por esto»
- Menorca espera lluvias en el arranque de una semana que reinará el tiempo inestable
- Marc Marqués pide recuperar el acta de concejal de Ciutadella tras el archivo del caso
- La jueza deniega medidas cautelares contra Nadiya Popel