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El viajero, que comparte periódicos, un vicio, de allá donde va, se tropieza con una perturbación. El mayor fabricante nipón de productos de celulosa, Oji Holdings, ha tomado la decisión de abandonar la producción nacional de pañales para niños y reforzar su apuesta por el segmento de pañales para adultos [sic] ante las preocupantes perspectivas de crecimiento. Epígrafe y epitafio, acaso, de no existir el deseado relevo generacional. Cualquier empresa que se precie está proyectada para no perder. Tienen el producto, lo mueven en el mercado, cuidando de sortear, a favor, esa especie de espada incesante de Damocles, tijeras en este caso, que se mueven al imperturbable tintineo de la oferta y la demanda.

Los fríos números hablan de una tasa de fertilidad, que en Japón se sitúa en 1,3 hijos, por debajo de los 2,1 necesarios para mantener la población, que descenderá, según expertos, desde los actuales 125 millones a menos de 90 millones, dentro de 40 años. La tasa de fertilidad en España, en 2021, era de 1,19 hijos; peor que la japonesa. Tenemos una pirámide invertida... ¿Se sostienen las pirámides inestables? En la enciclopedia Álvarez, en cuanto a clases de equilibrio se citaban tres: estable, indiferente e inestable; otra tendencia era la inercia, la indiferencia (¿?). Perdonen por la perturbación y por insistir en la inquietud, pero ¿Quién mantendrá el gasto en pensiones [dignas], sin jóvenes…?