Verano en Mallorca

Así puedes proteger las almohadillas de tu perro durante las olas de calor del verano

Las altas temperaturas convierten el asfalto y la arena en un riesgo, afectando la piel sensible de nuestras mascotas

Las almohadillas cumplen una función amortiguadora y permiten que los perros exploren distintos terrenos, pero su resistencia al calor es limitada | Foto: Pixabay

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El aumento de las temperaturas, especialmente durante los meses más cálidos, implica una importante amenaza: el riesgo de quemaduras y lesiones en las almohadillas de los perros al caminar sobre asfalto o superficies arenosas expuestas al sol. Este problema, a menudo ignorado, puede tener consecuencias graves para la salud y el bienestar animal si no se toman precauciones adecuadas. Un informe reciente de meteorólogos nacionales advierte que, en días de calor extremo, los suelos urbanos pueden alcanzar entre 50 y 60 grados, incluso si la temperatura ambiental es más moderada.

Estas condiciones suponen un verdadero desafío para los animales domésticos, cuyas patas están en contacto continuo con el suelo. Las almohadillas cumplen una función amortiguadora y permiten que los perros exploren distintos terrenos, pero su resistencia al calor es limitada. Cuando un perro pasea sobre superficies muy calientes, la piel de sus almohadillas puede sufrir daños progresivos, desde un simple enrojecimiento hasta quemaduras graves, formación de ampollas e infecciones.

Una de las recomendaciones principales es evitar pasear durante las horas críticas —entre las 12:00 y las 16:00 horas—, franja en la que los rayos solares impactan con mayor fuerza. En cambio, se aconseja realizar los paseos en franjas como primera hora de la mañana o tras la puesta de sol. Optar por caminar en parques con sombra, sendas de tierra o césped, en lugar de aceras y calles asfaltadas, reduce drásticamente el riesgo de quemaduras. Esta práctica, habitual en ciudades del sur de España, también favorece que el animal disfrute de una temperatura más agradable y estímulos más saludables.

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El mercado veterinario ofrece cremas protectoras específicas para las almohadillas caninas. Estos productos forman una barrera que ayuda a soportar mejor la abrasión y el calor. Un estudio publicado en la Revista Española de Medicina Veterinaria, señala que el uso regular de este tipo de cremas puede disminuir la aparición de grietas y otras lesiones en un 35 %. Otra opción en auge es el uso de botines, un accesorio especialmente útil para perros acostumbrados a largas caminatas urbanas o muy activos en la playa. Aunque algunos animales se resisten al principio, con un periodo de adaptación suelen acabar aceptando el uso de botines, que les protegen tanto del calor como de la suciedad o pequeñas piedras.

Tras cada paseo, es fundamental revisar el estado de las patas. Los síntomas comunes de daño térmico incluyen: enrojecimiento, grietas, ampollas visibles o sensibilidad inusual. Si se observan estos signos, lo recomendable es limpiar la zona con agua fría y, en caso de lesión grave, acudir de inmediato al veterinario. Los expertos aconsejan mantener las almohadillas limpias e hidratadas, evitando el uso de productos agresivos que puedan resecar aún más la zona. En España, clínicas veterinarias como el Hospital Veterinario Retiro en Madrid han alertado de un aumento del 20 % en las consultas por problemas en las patas durante los meses de julio y agosto.

La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) indica que la frecuencia de las olas de calor ha aumentado en la última década, situación que ha hecho que asociaciones de propietarios y veterinarios insistan cada año en campañas de concienciación para proteger tanto a los humanos como a sus animales de compañía. En ciudades como Sevilla, Córdoba o Murcia, donde el asfalto supera los 55 °C en julio, los refugios y protectoras distribuyen material informativo y organizan paseos grupales al amanecer para evitar riesgos.