TW
0

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y la primera ministra británica, Theresa May, mostraron este viernes una mutua voluntad de llegar a un «ambicioso» acuerdo comercial tras el «brexit», tras aparcar sus diferencias por un ataque del político sobre el modo en que afrontaba la salida de la Unión Europea (UE).

El día comenzó agitado para la «premier», quien después de agasajar a Trump con una suntuosa cena de gala en el palacio que vio nacer a Winston Churchill, no esperaba la cornada en forma de entrevista que le dio su invitado en las páginas del diario sensacionalista The Sun.

No habrá acuerdo comercial con el Reino Unido si May sigue adelante con su plan de un «brexit» blando, dijo el mandatario en la entrevista para, poco después, acabar retractándose y pidiendo disculpas a May.

El encuentro que ambos mandatarios mantuvieron en la residencia campestre de Chequers (sureste inglés) sirvió para acercar posturas y, en la rueda de prensa conjunta que ofrecieron a su término, brindaron una imagen de unidad y entendimiento.

Trump dijo que para su Gobierno «estará bien» lo que sea que haga el Ejecutivo británico en relación al «brexit», mientras que May destacó que el estadounidense ha accedido a perseguir «un ambicioso acuerdo comercial» una vez el Reino Unido abandone la UE.

No escatimó elogios hacia la líder conservadora, a la que calificó como «una mujer excelente», aunque también opinó que Boris Johnson, quien dimitió en desacuerdo con la estrategia gubernamental del «brexit», sería «un gran primer ministro».

Sobre la entrevista, Trump se excusó diciendo que había dicho «muchas cosas buenas» sobre May que no fueron incluidas en los titulares del tabloide y la primera ministra le restó importancia al asunto asegurando que «es solo la prensa».

Asimismo, el presidente señaló que él y la líder conservadora coincidieron en la necesidad de frenar el desarrollo de armas nucleares por parte de Irán, en estrechar la cooperación en defensa y «en la importancia de controlar la inmigración para detener el terrorismo».

Después del fructífero encuentro, Trump se trasladó junto a su esposa al castillo de Windsor, donde les esperaba su otra gran cita de la jornada, la reina Isabel II.

El matrimonio pasó con la monarca, que ha recibido a una docena de presidentes de Estados Unidos en su más de medio siglo de reinado, casi una hora en la que contemplaron un desfile militar y compartieron un tradicional té inglés.

A apenas 40 kilómetros de esa idílica estampa, miles de personas se concentraban en la plaza de Trafalgar al grito de «Dilo alto y claro, Donald Trump no es bienvenido aquí».

La movilización, convocada por la plataforma Together Against Trump, reunió según la organización a unas 100.000 personas que, equipadas con pancartas, camisetas reivindicativas, pitos y cacerolas formaron una de las protestas más multitudinarias desde las de 2003 contra la guerra de Irak.

Además, la plataforma Women's March London contabilizó a 50.000 personas esta mañana en una marcha anti-Trump que recorrió el centro de Londres, mientras que el globo gigante de un «bebé Trump» en pañales se alzó enfrente del Parlamento de Londres durante dos horas, causando la euforia de la multitud congregada.

Pero no solo en la capital se registraron protestas, sino que alrededor de todo el Reino Unido, en ciudades como Belfast (Irlanda del Norte) o Glasgow (Escocia) la gente también salió a las calles como muestra de rechazo a la presencia de Trump.

Precisamente es a esta ciudad escocesa donde el líder republicano y su mujer se han trasladado esta tarde para culminar, de manera privada, su visita al Reino Unido.

Un fin de semana, sin agenda oficial, que está previsto que pasen jugando al golf, aunque también se esperan manifestaciones.

El próximo lunes 16 de julio Trump viajará a Helsinki para reunirse con el presidente ruso, Vladimir Putin, una reunión de la que, según manifestó hoy, «pueden salir cosas sorprendentes».