Jacob Chansley en el asalto al Capitolio.

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Jacob Chansley, conocido como el «Chamán de QAnon», ha sido condenado este miércoles a 41 meses de prisión por su participación en el asalto al Capitolio de Estados Unidos el pasado 6 de enero. El juez federal del distrito de Columbia, Royce Lamberth, quien había mantenido en prisión a Chansley desde que fue identificado en los disturbios, le ha castigado también a pagar una multa de 2.000 dólares y a una vigilancia supervisada de tres años una vez salga de prisión.

El Departamento de Justicia había solicitado una condena de prisión ejemplar para él, sabedor de que había sido una de las figuras más reconocibles del asalto, en el que destacó por encima de todo su atuendo bovino. Los fiscales habían solicitado una pena de prisión de 51 meses, después de que se declarara culpable en septiembre del cargo de obstrucción a un procedimiento legal, cuando se unió a la turbamulta afín al expresidente Donald Trump para intentar detener el recuento electoral que confirmaba la victoria de Joe Biden en las pasadas elecciones de noviembre. Chansley no solo ha sido la «cara pública de los disturbios del Capitolio», sino que además, megáfono en mano, relatan los fiscales, «espoleó a la multitud para exigir la expulsión de los legisladores» que en ese momento se encontraban dentro del edificio.

En la cámara del Senado, recuerdan, tuvo tiempo para dejar una nota de su puño y letra en el escritorio del por entonces vicepresidente, Mike Pence, en la que se podía leer, «es sólo cuestión de tiempo. La justicia está cerca», antes de forcejear con los agentes que se afanaban por sacar del edificio a todos los alborotadores. Los fiscales también han remarcado en la acusación que Chansley había sido un prolífico difusor de teorías de la conspiración, en especial aquellas confabuladas por la organización de extrema derecha que adorna su apodo, QAnon, así como de otros mensajes de odio que «avivaron» los disturbios aquel día.

Ante la repercusión que tuvo su mediática presencia en los disturbios, Chansley se presentó un día después de manera voluntaria ante el FBI para confesar su papel un día antes. El 9 de agosto se entregó a las autoridades, que presentaron seis cargos contra él, aunque solo aceptó el de obstrucción a un proceso legal. Chansley, quien durante aquella audiencia para reconocer su participaciónllegó a compararse con Mahatma Gandhi, sufre un trastorno esquizotípico de la personalidad, que le impide relacionarse con facilidad y le puede alterar los patrones de pensamiento, apariencia y conducta, algo que ha sido utilizado por su defensa para librarle de los cargos. Desde entonces ha estado en prisión, desde donde pidió sin éxito un indulto al expresidente Trump, inició una huelga de hambre para exigir alimentos orgánicos tal y como marca su fe chamánica y concedió a la CBS una entrevista sin permiso en la que rechazó que su actos hubieran supuesto un ataque a las instituciones, sino más bien un intento por «traer a dios de vuelta al Senado».