Consecuencias de un bombardeo según una imagen difundida por el gobierno ucraniano. | Reuters

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El ataque militar de Rusia a Ucrania se enmarca en un gesto «evidentemente contrario al Derecho Internacional», que no es inmutable sino una frágil convención que requiere de cuidados. Un compendio de «pautas y normas de comportamiento» que han saltado por los aires en las últimas horas con una pasmosa «lógica hipócrita: el líder ruso Vladímir Putin ha acabado haciendo aquello que dijo que no haría», y ha puesto en jaque aquello que se supone que debe salvaguardar. Ante las horas más inciertas en el ámbito de la seguridad internacional el profesor de Derecho Público, Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la UIB, Joan David Janer, se confiesa «espantado» ante unos acontecimientos que jamás creyó que llegarían.

«Sinceramente, pensaba que las guerras formaban parte del pasado», esgrime el especialista, que apunta que en ningún caso puede justificarse la acción militar de Rusia en base a ningún tipo de respeto a la legalidad internacional. «Uno de los pilares del Derecho Internacional es el mantenimiento de la integridad territorial. Una acción bélica así solo puede llevarse a cabo con el beneplácito del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas o en legítima defensa», recuerda el profesor, que añade que Rusia no ha recibido agresión previa alguna.

El experto en relaciones internacionales de la universidad balear cree que el hecho de que Putin considere a las autoproclamadas repúblicas populares del Donbás como «naciones patrióticas» y las reconozca para asimilarlas a su ámbito es un movimiento que se establece más bien en el plano de la propaganda política que en términos de legalidad. «Puede que, como apuntan algunos, el líder ruso se encuentre en relativas horas bajas y apueste por una acción popular de consumo interno, que remita a un cierto imperialismo y al supuesto pasado dorado de la época soviética». Sin embargo no hay que perder de vista que «el imperialismo es algo común a todas las grandes potencias» y todas pretenden beneficiar sus intereses en sus respectivas áreas de influencia.

¿Qué pasará a partir de ahora? El experto en Derecho Internacional de la UIB cree difícil anticipar lo que se avecina y en todo caso no es muy optimista. «El escenario más probable es el de las sanciones económicas, la Unión Europea (UE) trabaja en ello y se anunciarán. Lo malo es que las sanciones generan un efecto de ida y vuelta, como ya se ha visto en el pasado, y es probable que salgamos todos perdiendo».

Finalmente, el especialista no augura que el Consejo de Seguridad de la ONU, donde tanto Rusia como Estados Unidos cuentan con derecho a veto al ser los máximos garantes del mantenimiento de la paz mundial, se articule como un instrumento válido para apaciguar los ánimos en la actual coyuntura internacional, «desde el mismo momento en que Putin no respeta sus tiempos ni sus posiciones», actuando de forma hipócrita y unilateral en base a sus propios deseos de expansión.

Punto de vista

Presencia de tropas

Una de las dudas más recurrentes en este contexto bélico es qué posibilidad existe de que España y el resto de sus socios occidentales desplieguen medios militares en el actual plano de agresión militar de Rusia a Ucrania. Janer recuerda, en este sentido, que Kiev no forma parte de la nómina de Estados miembro de la OTAN, y por tanto no opera ningún principio de respuesta mutua ante una invasión.

En el caso de España, además, el Congreso de los Diputados debe autorizar expresamente el envío de tropas al extranjero. Cabe recordar que la Unión Europea, como tal, carece de ejército. La defensa es una de esas competencias que no se han cedido al ámbito comunitario. Se pretende una unidad de acción a Veintisiete en base a una decisión que debe tomar cada cual en su casa, en concierto con su opinión pública.