Pedro Sánchez a su llegada al Mobile World Congress. | ALBERT GEA

TW
56

Nunca antes la Unión Europea había suministrado armas a una parte en conflicto pero nunca antes la guerra había estado tan cerca de sus fronteras. Pese a ello, un pequeño grupo de estados miembro, entre los que figura España así como Hungría, Irlanda y Austria, ya han dejado claro que no van a contribuir a este esfuerzo de manera bilateral. El Gobierno ha descartado hasta el momento el envío de armas. El presidente, Pedro Sánchez, sostuvo este lunes que España ya va a contribuir al esfuerzo para armar a Ucrania mediante el Mecanismo Europeo de Paz, del que dijo que es el «cuarto donante». Los Veintisiete acordaron el domingo destinar 450 millones de euros a financiar el envío de armas letales y munición a Ucrania, un apoyo que se sumará a otros 50 millones para material no letal como por ejemplo combustible o material médico. «La UE es un proyecto de paz, queremos conservar la paz en Europa pero hay que estar preparados para defender esa paz», sostuvo el Alto Representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell. La medida tendrá carácter retroactivo y permitirá subvencionar el armamento letal suministrado desde el 1 de enero por los estados miembro a Ucrania, dado que algunos de ellos, como Países Bajos, ya procedieron a esta ayuda hace algunas semanas, mientras que buena parte del resto han hecho sus anuncios de asistencia desde que el jueves pasado comenzaron los bombardeos y el asalto.

Entre los países que no prevén enviar armamento y otro material militar ofensivo a Ucrania está Hungría, cuyo primer ministro, Viktor Orban, ha sido de los pocos que ha visitado al presidente ruso, Vladimir Putin, recientemente en el Kremlin. El mandatario húngaro ha vetado además el paso por territorio húngaro del armamento que otros socios europeos quieren hacer llegar a Ucrania, esgrimiendo que con ello se podría poner en peligro la seguridad de los más de 100.000 ucranianos de origen húngaro que viven en la región de Zakarpattia, en el oeste del país. Por su parte, Austria ha decidido destinar otros 15 millones de euros a ayuda humanitaria --que se sumarán a otras partidas anteriores--, que canalizará a través de agencias de la ONU, el CICR y ONG austríacas, así como 10.000 cascos y 100.000 litros de combustible. El Gobierno del canciller Karl Nehammer se ha aferrado a su neutralidad para no suministrar armamento, pero ha aclarado que no pondrá trabas a que su territorio pueda usarse para hacer llegar ayuda militar. Tampoco Irlanda está dispuesta a armar a los ucranianos para defenderse de Rusia, si bien su primer ministro, Micheal Martin, ve «muy comprensible» que la UE haya decidido dar el paso. Su ministro de Exteriores y Defensa, Simon Coveney, ha aclarado que para aquellos países que como Irlanda no se sienten cómodos suministrando armamento podrán optar por otra asistencia alternativa. Así, los 9 millones de euros con los que contribuirá Irlanda irán al suministro de material médico, combustible, cascos y chalecos antibala. «Nuestra contribución al apartado no letal del Mecanismo de Paz no mina nuestra neutralidad militar», ha sostenido el ministro.

El Gobierno de Bulgaria también se ha decantado por el apoyo humanitario y de material no letal. «Bulgaria enviará ropas, zapatos, tiendas de campaña, mantas para asegurarnos de que los ucranianos sienten en estos momentos el apoyo de nuestro país», explicó el primer ministro, Kiril Petkov, en un mensaje a la nación el domingo. También se han desmarcado del apoyo militar tanto Chipre como Malta. En el caso del primero, ya ha dicho que aportará ayuda humanitaria mientras que al segundo, el estado miembro más pequeño de la UE, lo que se le está reclamando es que deje de vender los llamados 'pasaportes dorados' a acaudalados ciudadanos rusos. Por ahora, el Gobierno de Robert Abela no ha aclarado si dará este paso. La otra cara de la moneda la representan aquellos países que hasta ahora habían mantenido una política de neutralidad y evitado el suministro de armamento a otros países.

Aquí, destaca en primer lugar el caso de Alemania, donde el Gobierno 'tricolor' de Olaf Scholz ha dado un giro de 180 grados y, no solo ha anunciado un incremento del gasto de defensa hasta situarlo por encima del 2 por ciento del PIB, sino que también enviará a Ucrania 1.000 armas antitanque y 500 misiles Stinger tierra-aire. También Suecia y Finlandia, ambos fuera de la OTAN, han tomado decisiones históricas en los últimos días tras la invasión rusa. Así, la primera ministra sueca, Magdalena Andersson, anunció el domingo «apoyo directo» a las fuerzas ucranianas que se materializará en «135.000 raciones de campaña, 5.000 cascos, 5.000 chalecos antibala y 5.000 armas antitanque». Por su parte, el Gobierno de la primera ministra finlandesa, Sanna Marin, desveló este lunes el envío de 2.500 fusiles de asalto, 150.000 balas, 1.500 armas antitanque y 70.000 raciones. La invasión rusa ha provocado que por primera vez la mayoría de los finlandeses apuesten por la entrada del país en la OTAN, opción que respaldan ya el 53 por ciento. En un sondeo anterior, de 2017, era del 19 por ciento. Fuera de la UE, países como Estados Unidos, Reino Unido, Canadá o Australia también han ofrecido ya apoyo militar de diverso tipo al Gobierno de Volodimir Zelenski. En este caso, también llama la atención el paso dado por la tradicionalmente nuetral Suiza que, si bien no va a brindar armamento, este lunes anunció que aplicará las sanciones impuestas por la UE a Rusia en respuesta a la invasión de Ucrania. «Hacer el juego a un agresor no es neutral», sostuvo el presidente suizo, Ignazio Cassis, al anunciar la decisión, calificando la invasión rusa de «ataque a la soberanía, la libertad, la democracia, la población y las instituciones de un país libre».