Un integrande de la fuerza aérea polaca con una de las aeronaves que podrían acabar en manos de los pilotos ucranianos. | Reuters - Kacper Pempel

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Desde los primeros instantes el aire está siendo la gran baza del ejército ruso en la invasión de Ucrania, aunque las cosas podrían empezar a cambiar inminentemente. En las últimas horas se han producido varios movimientos que pueden fortalecer el músculo ya muy debilitado de la aviación ucraniana, al filo de las dos semanas de cumplirse el inicio de los combates. Primero fue Polonia, y más recientemente Eslovaquia. Ambos Estados han ofrecido sus aeronaves de fabricación rusa al gobierno de Volodímir Zelenski, un gesto que podría alterar el curso de los acontecimientos de forma determinante.

No solo por el incremento de la potencia militar de Ucrania que está operación conllevaría. Es cierto que sus pilotos están acostumbrados a un tipo de aeronaves muy particular, diferente al que manejan los militares de la OTAN e inspirado en la ingeniería de la vieja Unión Soviética. De hecho los cazas polacos que podrían acabar en los hangares que todavía controla Kiev son de factura soviética; fueron vendidos por Moscú a las autoridades locales poco antes de la caída definitiva del régimen comunista.

En primer lugar, Polonia ha anunciado su disposición de desplegar todos sus aviones MIG-29 en la Base Aérea de Ramstein en Alemania y ponerlos a disposición de Estados Unidos, quien a su vez los destinaría a reforzar la defensa aérea de Ucrania. Varsovia ha instado a los demás miembros de la OTAN que poseen otros del mismo tipo a hacer lo mismo, algo que de momento ha aceptado Eslovaquia. Fuentes oficiales cifran en una treintena las aeronaves de combate de este tipo que el gobierno polaco podría ceder a Zelenski previa mediación de Washington.

De hecho los legisladores estadounidenses presionaron el lunes al Gobierno del presidente Joe Biden para que facilite la transferencia de aviones de combate a Ucrania desde Polonia y otros países de la OTAN y de Europa del Este, tras la petición realizada el sábado por el presidente ucraniano, a pesar del hecho de que este país no sea aliado ni miembro formal de la OTAN. Esta se baraja como una fórmula para apoyar la respuesta de Ucrania a la invasión planeada por Putin sin traspasar la línea roja de la exclusión del espacio aéreo. No obstante, algunas voces estadounidenses desaconsejan esta opción por resultar peligrosa e invitar a una nueva escalada de la tensión con Rusia.

Lo cierto es que la preocupación de Polonia ante el desarrollo de la guerra en la vecina Ucrania parece bien fundada. Desde el inicio de los combates más de un millón de personas han buscado refugio en su territorio, la mitad de todos los desplazados por la invasión. A su vez Eslovaquia, otra ex república comunista vecina de Ucrania que cuenta con 12 cazas MIG-29 modernizados en la base militar de Sliac, en el centro del país, ha declarado su intención de desprenderse «cuanto antes» de esos aparatos de fabricación rusa, tal y como confirmó a Efe la portavoz de Defensa, Martina Koval.

Eso será tan pronto como se sustituyan los aparatos por otros 14 cazas polivalentes F16 adquiridos en 2018 del fabricante estadounidense Lockheed Martin. «Hacemos todo lo posible para acelerar este proceso», ha reconocido por su parte el ministro de Defensa eslovaco, Jaroslav Nad. «Ofreceremos a Ucrania todos los medios posibles y disponibles para que pueda defenderse con orgullo contra una agresión no provocada de parte de Rusia», agregó.

El apunte

La reacción de Putin

Más allá del incremento de la potencia ofensiva del ejército, si finalmente llegan los cazas soviéticos de sus vecinos a Ucrania, los analistas de seguridad internacional muestran preocupación por la posible reacción al respecto del líder ruso, Vladímir Putin. Con toda probabilidad la cesión de aviones de guerra a la resistencia que lucha sobre el terreno contra los tanques rusos sería interpretada por Moscú como una afrenta de Occidente en la actual y delicada coyuntura bélica. Las consecuencias que podría acarrear se antojan impredecibles.