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La Agencia Internacional de la Energía (AIE) considera que el espectro de un choque petrolero por falta de oferta es un riesgo real a partir de la primavera a causa de la invasión rusa de Ucrania y pone presión a la OPEP, que hasta ahora no ha mostrado disposición para compensar en el mercado las pérdidas de crudo ruso.

En su informe mensual sobre el mercado petrolero publicado este miércoles, la AIE da por hecho que a partir de abril van a desaparecer 3 de los 8 millones de barriles diarios que exporta Rusia.

Esa cifra -subraya- podría ser superior si las condenas contra Moscú aumentan y sus tradicionales compradores buscan alternativas a la vista del comportamiento de compañías y negociantes que en los últimos días están evitando el crudo de Rusia, que tiene que venderlo con unos descuentos récord.

Es verdad que al mismo tiempo la AIE ha revisado fuertemente a la baja sus previsiones sobre la demanda global de crudo a causa de la ralentización económica que va a provocar la guerra, que afectará a casi todas las regiones del mundo, y que en el caso de Rusia debería suponer un hundimiento del 23% de su producto interior bruto (PIB).

En concreto, cree que entre el segundo y el cuarto trimestre el mundo absorberá 1,3 millones de barriles menos de lo que había anticipado hace solo un mes, lo que significa 950.000 barriles al día menos de media en el conjunto de 2022. Eso significará que la demanda se quedará en 99,7 millones de barriles diarios este año, frente a los 100,577 millones que preveía en febrero, pero 2,1 millones más que en 2021, que fue un ejercicio con la actividad bastante afectada por varias olas de la pandemia.

La OPEP no quiere compensar el petróleo ruso

El problema es que, aunque algo disminuida con respecto a las expectativas iniciales, la demanda no va a encontrar una oferta alternativa de petróleo que compense las pérdidas de la producción rusa, de forma que el déficit podría ser de 700.000 barriles diarios en el segundo trimestre, según la agencia.

Por eso habla del riesgo de «la mayor crisis de oferta en décadas» y señala en primer lugar a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), a la que reprocha el «modesto» aumento de bombeo de 400.000 barriles diarios en abril decidido en la reunión que mantuvo el pasado 2 de marzo con sus socios (y el primero de ellos Rusia), en la que además negó cualquier problema de abastecimiento.

La AIE pone el acento en que Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, los únicos miembros del cartel que disponen de una capacidad sustancial para incrementar la producción, no están mostrando voluntad de recurrir a sus reservas.

No hay alternativa a corto plazo

La pista de Irán para sacar más petróleo está, por su parte, excluida a corto plazo porque las negociaciones sobre su programa nuclear, que permitían albergar esperanzas de que se pusiera fin al embargo al que está sometido Teherán, se han estancado.

Además, aun en el hipotético caso de que hubiera un compromiso, harían falta seis meses para que Irán pudiera inyectar un millón de barriles diarios adicionales.

En cuanto a la aportación de los productores que no forman parte de la OPEP, los autores del informe hacen notar que su potencial a corto plazo es «limitado». Entre marzo y septiembre podrían añadir 1,7 millones de barriles diarios más, y una tercera parte vendría de Estados Unidos. Una cantidad insuficiente, sobre todo teniendo en cuenta que las reservas industriales en los grandes países consumidores estaban cayendo ya incluso antes de que empezara la guerra en Ucrania.

A finales de enero en la OCDE se situaban 355 millones de barriles por debajo de la media de los últimos cinco años, en un nivel tan bajo que no se había dado desde abril de 2014.

Recurrir de nuevo a las reservas estratégicas

Los miembros de la AIE anunciaron a comienzos de marzo que, para tratar de aliviar las tensiones en los mercados, que dispararon los precios del barril hasta cerca de 130 dólares antes de bajar, van a sacar al mercado durante un periodo de un mes 62,7 millones de barriles de sus reservas estratégicas.

La organización insiste en que está preparada para recurrir de nuevo «siempre y cuando sea necesario» a esas reservas estratégicas, pero también en que los gobiernos y los consumidores también pueden tomar medidas para reducir el consumo de petróleo a corto plazo y tiene intención de presentar esta misma semana ideas sobre cómo hacerlo.

En una nota de optimismo relativo, la AIE señala que esta crisis puede servir de aceleración de la transición energética y el abandono del petróleo.