Imagen de Kharkiv, Ucrania. | ANDRZEJ LANGE

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El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, afirmó este domingo que está «preparado» para negociar con su homólogo ruso, Vladímir Putin, para poner fin a la guerra, pero descartó reconocer la independencia del Donbás y la soberanía rusa sobre Crimea. En una entrevista con la CNN, el mandatario afirmó tajante que no asumirá «ningún compromiso que afecte a la integridad territorial y a la soberanía» de Ucrania. El Kremlin ha puesto como condición para acabar con su invasión que Kiev renuncie a entrar en la OTAN, reconozca la independencia de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, en el Donbás, y el control ruso de Crimea, anexionada por Moscú en 2014. «Tenemos que utilizar cualquier oportunidad para negociar y hablar con Putin. Si estos intentos fracasan, eso supondrá la tercera guerra mundial», expresó Zelenski sobre las negociaciones que ambos países han mantenido en Buelorrusia.

Pero el mandatario afirmó que «como presidente y ciudadano» no puede reconocer la independencia de territorios ucranianos. Aseguró que el pueblo ucraniano lo ha dejado claro, puesto que «no han recibido a los soldados rusos con un ramo de flores, sino con valentía y armas en las manos». Sobre la eventual entrada a la OTAN, Zelenski aseguró que la misma Alianza ha descartado admitir a Ucrania, por lo que consideró que Kiev debe buscar «otras alternativas de seguridad» con sus aliados. «Ucrania no puede decir que no entrará a la OTAN. Es la OTAN la que ha dicho que no admitirá a Ucrania», expresó. Aunque Zelenski agradeció el apoyo militar y armamentístico que ha recibido de los miembros de la OTAN para afrontar la invasión, aseveró que la guerra no habría comenzado si Ucrania hubiese sido admitido como miembro de la Alianza.

El presidente ucraniano, de origen judío, rebeló que »una de las pocas veces« que se ha reído desde el inicio de la invasión fue cuando escuchó a Putin decir que el objetivo de la operación militar es »desnazificar" Ucrania. La invasión, iniciada el 24 de febrero tras semanas de tensión en la frontera por la acumulación de tropas rusas, ha provocado la huida de tres millones de refugiados y la muerte de al menos 900 civiles, según la ONU.