El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, en el acto final de campaña. | BERNADETT SZABO

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Las elecciones en Hungría este domingo, se han convertido en un plebiscito sobre el primer ministro ultranacionalista, Viktor Orbán, al que ha beneficiado presentarse durante el mes de guerra en la vecina Ucrania como un garante de estabilidad. Los comicios son los primeros desde 2010 en los que la oposición -unida con un candidato común- tiene opciones reales de desalojar del poder al polémico jefe del Gobierno, aunque las últimas encuestas le favorecen. Orbán, de 58 años, gobernó Hungría los últimos 12 con una amplia mayoría absoluta con las que ha podido aprobar en solitario una nueva Carta Magna y enmiendas constitucionales con las que ha socavado la separación de poderes.

Ventaja para Orbán

Uno de esos cambios legales fue una norma electoral que ha potenciado los distritos rurales de voto más conservador, bastiones tradicionales de Orbán. Esa modificación supone que la oposición debe obtener hasta un 3 % más de votos para contar con ventaja parlamentaria, según los expertos. La última encuesta, del Instituto Publicus, otorga tanto a Orbán como a la oposición un 47 % en intención de voto, aunque eso se traduciría en un mayor número de escaños para la formación del primer ministro, Fidesz. Además no se contabilizan los sufragios de los húngaros que viven en el extranjero, como la importante minoría en Rumanía, que suele votar en masa a Orbán.

«Guerra o paz»

El primer ministro dio su último mitin en la localidad de Székesfehérvár, al sur de Budapest, y se presentó como el garante de la estabilidad en tiempos turbulentos, algo que puede atraer a votantes indecisos atemorizados por la guerra en la vecina Ucrania. "La guerra cambió todo, también nuestra campaña«, dijo Orbán, que agregó que los votantes húngaros deben elegir entre »la guerra o la paz". Para el primer ministro, la oposición sería belicista por su solidaridad con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. El jefe de Gobierno húngaro ha sido durante años el aliado europeo más estrecho del presidente ruso, Vladímir Putin, y, aunque Hungría se ha unido a las sanciones de la Unión Europea, se ha negado a proporcionar armas a Kiev, prohibiendo incluso el paso de material bélico por su territorio. La posición ambigua de Hungría fue criticada por Zelenski en la reunión de la OTAN de la pasada semana, lo que disparó las tensiones entre Budapest y Kiev. El Gobierno húngaro también acusó a la oposición de coordinarse con Ucrania para perjudicar a Orbán. «Es una guerra ucraniano-rusa. Nuestra tarea es no involucrarnos», reiteró Orbán, para después agregar que la oposición, de ganar, ayudaría a Ucrania y «arruinaría a Hungría». Hungría importa el 85 % de su gas y más del 60 % de su petróleo de Rusia y Orbán ha reafirmado que no dejará de comprarlo por el daño económico que causaría. «Podemos ganar otros cuatro años más, otros cuatro años pacíficos y seguros», concluyó destacando que no eran tiempos de experimentar con un nuevo gobierno opositor.

Elecciones «libres» pero injustas

En las últimas dos elecciones, las de 2014 y 2018, la misión de observación electoral de la OSCE calificó los comicios como «libres» pero «injustos». Las críticas de la OSCE señalaban que Orbán contaba con una cobertura periodística constante y muy favorable -domina casi todos los medios del país- y se aprovechaba de la escasa diferencia entre la publicidad de la formación gubernamental Fidesz y la del Estado. La organización anticorrupción K-Monitor aseguró en un reciente estudio que Fidesz ha gastado en estas elecciones ocho veces más que todos los partidos de la oposición juntos.

«Orban o Europa»

La oposición, que forma la coalición «Unidos por Hungría» y reúne a seis formaciones, desde la izquierda hasta el derechista Jobbik, ha venido repitiendo el veredicto de la OSCE en las últimas elecciones para recordar que las elecciones no son justas. Péter Márki-Zay, el candidato opositor a primer ministro, ha descrito las elecciones como una lucha entre «David y Goliat», señalando la ley electoral que favorece al Fidesz, su "maquinaria de propaganda« y sus »recursos económicos ilimitados«. Pese a todo ha instado a sus seguidores a no perder la esperanza y apostar por un cambio que devuelva a Hungría a la senda europeísta y rompa el creciente aislamiento de Budapest. Uno de los lemas de la campaña opositora es »Orbán o Europa«. »Estamos a las puertas de la victoria«, dijo Márki-Zay este sábado en Budapest, un bastión opositor donde hubo muchas banderas de la UE. »Orbán se ha quedado solo y es una vergüenza para Hungría", agregó. La oposición ha contado con el respaldo de figuras internacionales como la antigua secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, así como la cantante Patti Smith, el actor Mark Rufallo y John Cleese, antiguo integrante del grupo cómico Monty Python, entre otros