Vista a lo lejos de la planta Azovstal. Su entorno está destruido. | ALEXANDER ERMOCHENKO

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Un número indefinido de niveles subterráneos con múltiples recovecos y vericuetos donde resulta posible atrincherarse y llevar a cabo una auténtica carnicería. Los que temían que el combate urbano de Mosul (Irak) se reprodujera en Kiev ante la invasión que comenzó el pasado 24 de febrero contienen la respiración ante la empresa que se han planteado las fuerzas prorrusas y rusas. Una ciudad subterránea capaz de albergar a mil civiles, más otros tantos militares ucranianos es la próxima fase a conquistar en la ofensiva que Vladímir Putin ha lanzado sobre el país vecino.

¿Dónde radica la importancia de estas instalaciones industriales, reconvertidas en bastión militar de primer nivel? En las últimas horas RTVE ha desmentido como bulo que la representación gráfica que pueden apreciar a continuación sea fidedigna de lo que esconde el subsuelo bajo la enorme planta siderúrgica bañada por las aguas del mar de Azov, donde el polémico batallón Azov tiene su cuartel general.

No obstante ofrece una imagen esquemática que puede acercarse a la realidad más de lo que creemos. Así lo apuntala el periodista de The Kyiv Independent, Illia Ponomarenko, quien describe la batalla de Azovstal como «la frontera final», unos hechos que marcarán de forma inevitable el devenir de la guerra en Ucrania, y quien sabe qué más.

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«La guarnición de Mariúpol ahora está confinada en la fortaleza principal de la ciudad, el complejo industrial de Azovstal. Es un laberinto gigante y muy intrincado de acero y hormigón, con un montón de refugios subterráneos fortificados. Será muy difícil de doblegar» aventura el reportero ucraniano, que sigue los avances de la ofensiva rusa, prorrusa y chechena sobre el territorio.

Algunos medios británicos aseguran que la 'ratonera' de Azovstal cuenta con interminables corredores subterráneos y diversas salidas a la ciudad, de la que hoy quedan pocos edificios en pie. En el siguiente vídeo se aprecian testimonios de niños y niñas que supuestamente se encuentran refugiados en los refugios antiaéreos de la planta siderúrgica del puerto de Mariúpol.

A pesar de que las fuerzas rusas han exigido la rendición del batallón Azov y todos los efectivos ucranianos que participan en la defensa del enclave estratégico, estos no ceden. En una carta su comandante en jefe ha relatado como hace ya muchos días que no quedan en la planta Azovstal ni medicamentos ni anestesia, por lo que cada día mueren en este lugar personas como consecuencia de la guerra en mitad de un sufrimiento extremo.

Según el comandante Denis Prokopenko, cabecilla del batallón que defiende la última posición ucraniana en Mariúpol, las fuerzas rusas han bombardeando la planta con bombas antibúnker de aviación, así como con misiles y toda la artillería posible, también desde baterías navales. Recordemos que las autoridades de Ucrania cifran en al menos 1.000 los civiles refugiados en el subsuelo bajo las instalaciones industriales, en su mayoría mujeres, niños y ancianos, muchos de ellos familiares de los propios defensores.

El apunte

La importancia y el símbolo

Desde el inicio de la ofensiva rusa en Ucrania se ha asegurado que Mariúpol es una plaza clave para los intereses de Putin. Su situación geográfica, a orillas del mar de Azov, la coloca a medio camino de los territorios rebeldes del este de Ucrania a los que el Kremlin reconoció su independencia pocos días antes del inicio de la invasión y la península de Crimea, territorio que Moscú se anexionó tras los hechos de 2014.

Borrar del mapa al batallón Azov pondría a disposición de las fuerzas rusas un corredor que eventualmente se podría extender hasta Transnistria, la región moldava según su estatus y rusa de facto desde hace décadas, algo que dificultaría enormemente los esfuerzos de Ucrania por salvaguardar su integridad territorial.

Mariúpol es también un símbolo. Los batallones que lucharon contra las milicias prorrusas que se alzaron en armas contra el régimen constitucional ucraniano en 2016 provenían en su inmensa mayoría de este enclave, cuartel general del batallón Azov, en su origen un grupo paramilitar de extremistas que actualmente forma parte de pleno derecho de la Guardia Nacional ucraniana.