Trabajadores cargan con sacos de trigo para tamizar en un molino a las afueras de una ciudad india. El gigante asiático sufre las consecuencias de una ola de calor que ha reducido las cosechas. | Reuters

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La guerra de Ucrania comporta múltiples derivadas a distintos niveles, y una de la que llevan tiempo avisando las autoridades mundiales como la FAO es la carestía de alimentos de primera necesidad que el conflicto bélico comportará a gran escala a corto y medio plazo. En este sentido se ha puesto el foco en el grano y el cereal, dado que Rusia y Ucrania son los primeros productores del mundo de esta materia prima tan necesaria. El segundo productor tras los estados enzarzados en la actual contienda es la India, que recientemente ha avisado que cerrará el grifo de las exportaciones. Un cerrojazo al comercio internacional del grano y el cereal en toda regla.

Según los reportes oficiales la administración del gigante del sudeste asiático permitirá tan solo aquellos envíos de trigo al extranjero que están a la espera del despacho de aduanas, introduciendo así un cierto margen de maniobra para las ventas al exterior tras haber prohibido las exportaciones del grano el pasado fin de semana. «Se ha decidido que dondequiera que los envíos de trigo hayan sido entregados a las aduanas para su control y hayan sido registrados en sus sistemas (de aduanas)», el 13 de mayo de 2022 o antes, se permitiría su envío, dijo el Gobierno de India, que prohibió las exportaciones de trigo apenas días después de prever envíos récord de 10 millones de toneladas este año.

Esta preocupante tendencia no solo la marca la invasión de Rusia a Ucrania. Precisamente en India sufren los rigores de una abrasadora ola de calor que redujo considerablemente la producción de este cultivo, haciendo que los precios internos alcanzaran máximos históricos. La disposición gubernamental ha generado incertidumbre, dado que de los 2,2 millones de toneladas de trigo que se calculan que permanecen varadas en los puertos o en tránsito, los operadores dijeron que sólo tenían cartas de crédito para 400.000 toneladas. La prohibición de exportar también ha atrapado unos 1,8 millones de toneladas de grano en los puertos, lo que podría obligar a los operadores a asumir grandes pérdidas.

La segunda parada en este viaje a la cadena de exportación del cereal pasa por los puertos ucranianos de los cuales salían cada año toneladas y toneladas de este recurso natural básico en la alimentación de muchos millones de personas en todo el globo. Recientemente las autoridades ucranianas han reconocido que estos puertos no podrían reabrir para la exportaciones de cereales en un mínimo de seis meses, y los envíos por ferrocarril son muy complejos y limitados, por lo que es necesario buscar alternativas a corto plazo para evitar problemas de hambruna en ciertas partes del mundo.

Este es el diagnóstico de una fuente gubernamental francesa, que hizo notar que la invasión rusa llevó a Ucrania a minar sus puertos para evitar un desembarco a gran escala de tropas de Moscú. Eso ha bloqueado las salidas de cereales y aceites vegetales a países de África y Oriente Medio, que eran fuertemente dependientes de los vastos campos ucranianos. Para el desminado haría falta un acuerdo internacional que garantizara el paso de los buques de grano, algo actualmente complicado ya que habría que implicar a Rusia. Además, se tendría que organizar una acción coordinada a nivel militar, que incluiría a la OTAN, para retirar las minas, explicó la fuente a un grupo de periodistas de cara a una reunión del Grupo de los Siete países más industrializados (G7), que aborda los desafíos que plantea la invasión rusa para la seguridad alimentaria mundial.

Otra cuestión clave es el estado de las instalaciones portuarias ucranianas (terminales férreas, almacenes, grúas), cuya situación se desconoce, aunque en muchos casos estarán completa o parcialmente destruidas. «Pensar en la reapertura no es algo práctico en los próximos seis meses», recapituló esta fuente. El 30 % de las exportaciones mundiales de trigo blando y el 13-15 % de las de maíz procedían de Ucrania y Rusia antes del inicio del conflicto. Las alternativas por ferrocarril son limitadas, en primer lugar porque Ucrania comparte el ancho de vía de la antigua Unión Soviética, diferente al europeo, por lo que los envíos hacia el oeste implican que hay que trasvasar la carga a otros trenes en las fronteras (por ejemplo en Polonia).

Eso ya se hace a través de Rumanía, pero de forma «muy limitada» ya que el puerto rumano de salida solo tiene una capacidad de manejar entre 1 y 1,5 millones de toneladas anuales. Una alternativa más sencilla a nivel técnico sería enviar los convoyes ferroviarios por Bielorrusia hacia Lituania, pero esa opción genera dudas dado que el Gobierno bielorruso está totalmente alineado con el de Moscú y además está sometido también a sanciones internacionales. Además, se da por hecho que la producción agrícola ucraniana se va a resentir y no solo este año, debido la destrucción de vías férreas, a la pérdida de mano de obra, movilizada para la guerra, y a la dificultad de aprovisionamiento de semillas y fertilizantes para próximas campañas. Tras el bloqueo de India a sus exportaciones de trigo, que se suma al de Indonesia para sus envíos al exterior de aceite de palma, la principal opción a corto plazo es redirigir los envíos de otros países exportadores, como Canadá, Estados Unidos, Australia, Argentina o Brasil. A medio plazo, no quedaría más remedio que aumentar la producción a nivel internacional.

El apunte

Precios nunca vistos

En este contexto, el clima seco en la Unión Europea no contribuirá a aliviar la escasez de suministro global de cereales vinculada a la guerra en Ucrania. Los precios europeos del trigo están cerca de récords. Si bien los esfuerzos diplomáticos continúan para restaurar el acceso a los puertos marítimos de Ucrania, se considera que la cosecha de la UE de este verano boreal desempeñará un papel fundamental en el suministro de alimentos básicos.

«El mundo se enfrenta a precios de los alimentos que nunca antes habíamos visto», dijo Dan Basse, presidente de la consultora AgResource, refiriéndose al índice mundial de la agencia de alimentos de la ONU. «Si el patrón climático de la UE no cambia y no empieza a llover en las áreas de trigo de Francia, este índice alcanzará nuevos máximos» dijo en la conferencia GrainCom, celebrada este miércoles en Ginebra.