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Un ciclista ucraniano evitó los bombardeos de guerra ruso huyendo en su bicicleta durante siete horas y alrededor de 70 km desde su ciudad natal sitiada, Severodonetsk, hasta Bakhmut, tramo que logró cubrir ileso. Arif Bagirov salvó la vida recurriendo a la bicicleta para esquivar las bombas que caían en la localidad de la región de Lugansk en el este de Ucrania, pedaleando sin parar hasta llegar a Bakhmut, una ciudad bajo control ucraniano, antes de viajar en autobús a la capital, Kiev, según refleja cyclingweekly.

El ciclista, de 45 años, logró completar el viaje ileso, a pesar del fuerte conflicto que lo rodeaba. Con el camino de Severodonestk a Bakhmut bombardeado, Bagirov explicó la táctica a seguir para salvar la vida. «Había agujeros en la carretera, todo estaba destrozado, incluidos los automóviles, y había muchos escombros por todas partes. Después de todo, es una carretera de primera línea. Gracias a Dios, no había cadáveres, pero se notaba que había gente muerta allí», explicó. Bagirov tomó nota de los bombardeos en su propia ciudad a la hora de emprender su marcha salvadora. «Aprendí de mi experiencia en Severodonetsk que los bombardeos no alcanzan el mismo objetivo dos veces. Sabía que si bombardeaban una fábrica, no la volverían a bombardear. Observaba dónde caían los proyectiles y pedaleaba hasta allí; era la ruta más segura», dijo.

Bagirov también tuvo que lidiar con los aviones de guerra rusos durante su viaje, aunque logró evitarlos simplemente escondiéndose fuera de la vista. «Tuve que detener la bicicleta y esconderme cuando los aviones enemigos volaban hacia mí. Encontré una zanja para acostarme, y ahí es donde me escondí hasta que pasaran», señaló. Inicialmente, Bagirov decidió quedarse en Severodonestk cuando las fuerzas rusas invadieron Ucrania por primera vez y ayudo a entregar medicamentos a personas mayores, mientras que también se aseguró de que las valiosas exhibiciones de los museos permanecieran seguras. Decidió que había llegado el momento de irse cuando un proyectil ruso golpeó el apartamento debajo del suyo. Si bien afortunadamente no explotó, tuvo que pasar tres días en el sótano con electricidad y agua limitadas. Con su capacidad para ayudar a otros drásticamente reducida, Bagirov optó por marcharse en su bicicleta.

«Cuando estaba montando en bicicleta, realmente no sentí tanto miedo, fue más una sensación de ira: '¡Esta es mi tierra, este es mi país! Y completaré este viaje como sea. Fue mi viaje más loco en bicicleta. Había recorrido esas distancias muchas veces antes, pero no en tales circunstancias», concluyó.