Humo tras un bombardeo en Donetsk. | Reuters

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Las autoridades ucranianas han admitido este jueves de que la situación en la región del Donbás «sigue siendo difícil» a medida que Rusia continúa con sus objetivos militares, pero ha subrayado que todavía no se han hecho con el control total de la región de Lugansk, tal y como el Kremlin ha venido destacando. En una nueva sesión informativa del Ministerio de Defensa, la viceministra Hanna Maliar ha señalado que «Rusia está librando actualmente una guerra de desgaste» y ha reconocido que mientras continúe con su intención de alcanzar sus «objetivos estratégicos», la situación «sigue siendo difícil».

«Los principales esfuerzos del enemigo se centran en establecer el control final sobre la región de Lugansk, la cual todavía no controla. Las situaciones más difíciles están hoy en dirección a Slaviansk, Kramatorsk y Bajmut», ha explicado. Por otro lado, Maliar ha señalado que el objetivo ahora de Rusia es tratar de llegar «a los límites geográficos» de la región de Donetsk, mientras que en dirección a Járkov y Balaklia, continúan impidiendo que las fuerzas ucranianas avancen hacia la frontera estatal.

Maliar también ha señalado que sospechan de que las tropas rusas planeen nuevos ataques sobre la región de Zaporiyia, e incluso no descartan la posibilidad de que puedan llegar ataques desde Bielorrusia o Transnistria, aunque ha reconocido que dicha probabilidad es «baja».

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Nuevos bombardeos

Por otro lado, Rusia ha anunciado este jueves nuevos bombardeos sobre la isla de las Serpientes, situada en el mar Negro, después de que varios militares ucranianos fueran sorprendidos desembarcando con una bandera. El portavoz del Ejército ruso, el general Igor Konashenkov, ha informado de que la ofensiva se ha llevado a cabo sobre las 5.00 (hora local) cuando un grupo de militares tomó tierra tras desembarcar de un bote a motor, momento en el que un avión de las Fuerzas Aéreas ha lanzado un ataque con misiles de alta precisión.

«Como resultado, parte del personal militar ucraniano ha sido destruido. Los supervivientes han huido en dirección al asentamiento de Primorskoye en la región de Odesa», ha detallado Konashenkov, informa la agencia Interfax. Konashenkov ha explicado que las pretensiones de Kiev consistían en hacer izar la bandera de Ucrania en la isla en el marco de sus fracasos militares y la retirada masiva de sus tropas en la región de Donbás.

El control de esta pequeña isla rocosa situada en el mar Negro y a unos 45 kilómetros de las costas de Rumanía y Ucrania se ha ido pasando de Kiev a Moscú desde que el presidente ruso, Vladimir Putin, anunciara el principio de la invasión el pasado 24 de febrero.

En la última semana el control de la isla ha ido cambiando de manos casi a diario, según decían uno y otro bando. El 30 de junio, Rusia anunció su retirada «voluntaria» como un «gesto de buena voluntad» para la exportación de cereales, mientras que Ucrania celebró la salida como parte de su ofensiva para expulsarles del mar Negro y hace unos días incluso informó de que su bandera volvía a ondear. Por otro lado, el Ministerio de Defensa ha informado de nuevas ofensivas aéreas sobre instalaciones ucranianas en la región de Donbás. En la ciudad de Artemovsk, en Donetsk, las tropas rusas han bombardeado depósitos de municiones y unidades mecanizadas, mientras que en la región de Mikolaiv, han sido destruidos centros de entrenamiento y de reclutamiento de «mercenarios».