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Hasta 45 bebés podrían haber sobrevivido si hubieran recibido mejores cuidados por parte de una fundación de hospitales públicos británicos del condado de Kent (Inglaterra), según los resultados difundidos este miércoles de un informe independiente. El documento, que se elaboró ante los acontecimientos ocurridos en dos hospitales de las localidades de Margate y Ashford (en Kent) en base a un periodo de 11 años desde 2009, encontró un «claro patrón» de cuidados no óptimos que derivaron en «daños significativos» para las familias.

Tras conocerse los resultados del informe, la fundación de East Kent NHS Hospitals Trust, muy criticada por los padres de los bebés afectados, señaló que está «determinada a aprender lecciones» de lo sucedido. El documento difundido, liderado por Bill Kirkup, detectó que la fundación hospitalaria dio la sensación de «encubrir el alcance y la naturaleza sistemática» de los problemas. También encontró que no había «evidencias que convencieran de que este ciclo (de fallos) había finalizado» y se consideró que la fundación había encontrado «consuelo» en el hecho de que la mayor parte de los nacimientos en East Kent hubieran terminado sin daños para la madre o el bebé.

El informe lamentó que el daño ocasionado no solo se ceñía a lo «meramente físico», sino que hubo una «reiterada falta de amabilidad y compasión» incluso justo después de que se hubieran producido lesiones o muertes. El equipo de Kirkup halló asimismo en su pesquisa «fallos flagrantes» en el «trabajo en equipo» por parte del personal de esos hospitales. «El trabajo disfuncional que hemos hallado entre y dentro de los grupos profesionales ha sido fundamental para el cuidado, por debajo de los estándares óptimos, proporcionado en los dos hospitales», indica el informe. En 2017 se detectaron varios errores fruto de una investigación llevada a cabo tras la muerte del bebé Harry Richford a los siete días de nacer, un fallecimiento considerado entonces «totalmente evitable», y al que siguieron muchos otros.