El Papa Francisco durante el Angelus. | Vatican Media Handout

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El presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Georg Baetzing, ha señalado que no dejarán de bendecir a las parejas del mismo sexo que sean creyentes, en contra de las directrices del Vaticano, pero ha descartado la posibilidad de cisma. «No quitaré la posibilidad a las parejas del mismo sexo que crean y pidan la bendición De Dios de ser bendecidas», ha asegurado el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana en una rueda de prensa tras sus reuniones con el Papa y la Curia Romana durante la visitada 'ad limina' de los prelados germanos al Vaticano.

El Vaticano prohibió en febrero de 2021 cualquier bendición eclesiástica a las parejas homosexuales, así como cualquier rito comparable al matrimonio entre un hombre y una mujer. «Dios no bendice el pecado», señaló entonces la Congregación para la Doctrina de la Fe en un documento. En realidad, los primeros en afrontar esta cuestión fueron los obispos belgas, que pidieron oficialmente al Vaticano contemplar la bendición de la unión de parejas del mismo sexo y establecieron que, en cada diócesis, se iba a designar a una persona dedicada a la atención pastoral de las personas homosexuales. Si bien, dejaron claro que esta bendición estaría claramente diferenciada del matrimonio sacramental.

El arzobispo Baetzing ha encabezado esta semana la delegación de los obispos alemanes para explicar a los miembros de la Curia los temas que se han tratado en el Camino Sinodal alemán que empezó a andar en 2019, antes de la convocatoria mundial del Sínodo convocada en 2021 por el Papa, y que fue planteado como un proceso en el que laicos y religiosos germanos, también obispos, debatían propuestas de cambio en la Iglesia católica, algunas polémicas, como repensar la moral sexual sobre la homosexualidad o el sacerdocio femenino.

Baetzing ha respondido a las preguntas de los periodistas sobre si iba a impedir a los obispos y sacerdotes seguir bendiciendo a las parejas homosexuales tras estos encuentros en el Vaticano. Tras asegurar que no lo impedirá ha señalado que la Iglesia debe cambiar. «No se puede seguir como hasta ahora, se trata de transmitir el mensaje del Evangelio aquí y ahora, y no mirar siempre al pasado, incluso corriendo el riesgo de una Iglesia magullada», ha apuntado.

No obstante, ha descartado cualquier riesgo de un cisma tras garantizar que la Iglesia en Alemania «no va por libre y no tomará decisiones que sólo serían posibles en el contexto de la Iglesia universal».

«Para ninguno de los obispos el cisma es una opción. Somos y seguimos siendo católicos y queremos ser católicos de otra manera. Son cosas que se dicen desde fuera para asustar e intimidar. No permitiremos que esto se nos atribuya nunca», ha aclarado.
Con todo, ha señalado que la Iglesia en Alemania «quiere y debe dar respuestas a las preguntas que se plantean los fieles».

Del mismo modo, ha calificado la reunión con el Papa del jueves como «alentadora» y ha agradecido a los miembros de la Curia que «hayan expresado abiertamente las reservas que existen en Roma».

«También agradezco que las preocupaciones y opiniones de nuestra Conferencia Episcopal (sobre toda la gama de temas) fueran escuchadas», ha subrayado.
Los 62 obispos de la Iglesia católica en Alemania se reunieron con los responsables de algunos de los Dicasterios de la Curia Romana en un encuentro, sin el Papa, que fue moderado por el Secretario de Estado, en cardenal Pietro Parolin, quien al introducir los trabajos recordó «el vínculo de comunión y amor que une a los Obispos entre sí y con el Sucesor de Pedro», pero mencionó también «las preocupaciones que despierta el Camino Sinodal, indicando el riesgo de reformas de la Iglesia y no en la Iglesia». Parolin advirtió, además, del riesgo de reformar la Iglesia pero no desde dentro de la Iglesia.
En esta línea, tanto el prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Luis Francisco Ladaria, como el prefecto del Dicasterio para los Obispos, Marc Ouellet, expresaron «sus preocupaciones y reservas respecto a la metodología, los contenidos y las propuestas del Camino Sinodal, proponiendo, en beneficio de la unidad de la Iglesia y de su misión evangelizadora, que se incluyan en el Sínodo de la Iglesia universal las peticiones que han surgido hasta ahora».