Berto Meana, en una excursión de hace unos días al valle de Sillar (Perú). | Berto Meana

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Podía ser el viaje de sus vidas, pero la ola de protestas que arrasan Perú ha convertido en un infierno la estancia de muchos turistas atrapados en el país. Es el caso del mallorquín Berto Meana, de 28 años, y su novia, Alicia, que recorren Perú desde el pasado 17 de noviembre, y a los que la escalada de la crisis política y las manifestaciones les ha dejado bloqueados en la ciudad de Arequipa, la segunda urbe más grande del país y en la que se concentran gran parte de las protestas.

«Nuestro vuelo a España sale este viernes desde Lima, pero estamos atrapados en Arequipa. Los manifestantes han destrozado la torre de control del aeropuerto, así que está inhabilitado hasta nueva orden. Intentarlo por tierra es imposible, las carreteras están cortadas. El avión se irá sin nosotros», nos confirma Meana, que lleva dos días encerrado en la habitación de su hotel, desde donde contempla calles desiertas, pero también ruidos de fondo de gritos y destrucción.

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Para Berto y su novia todo ha cambiado en el país andino de una manera tan rápida, que nadie ha podido reaccionar a tiempo. El pasado miércoles, el presidente Pedro Castillo intentó disolver el Congreso de Perú y decretar un Gobierno de excepción. Durante tres frenéticas horas se sucedió una vertiginosa catarata de acontecimientos que acabaron con Castillo detenido y acusado de rebelión, al no conseguir el respaldo de los militares, ni de los empresarios, ni de los medios de comunicación. «Cuando nos enteramos del 'autogolpe' de estado del presidente estábamos celebrando la fiesta de la Candelaria, rodeados de peruanos, y nadie se inmutó. Por eso decidimos seguir con nuestro viaje. No parecía que fuera a suceder todo esto», señala el mallorquín.

Se desplazaron a la región sureña de Arequipa, donde ahora están atrapados, y organizaron diferentes excursiones. En la última, mientras recorrían el valle de Sillar, se torció la situación. «Nuestro guía nos comunicó que se veía obligado a cancelar la travesía porque grupos de manifestantes estaban cortando las carreteras por todo el país y no podía confirmar que, si seguíamos adelante, pudiéramos volver después a la ciudad». El panorama ya era completamente diferente. «Llegó un momento en el que tuvimos que bajar de nuestro transporte para ayudar a quitar escombros y proseguir el camino. Cuando llegamos a Arequipa, nos encontramos de frente con una manifestación inmensa de gente que arrasaba con todo. Nos dimos cuenta de que teníamos que irnos, pero ya era tarde», recuerda este turista mallorquín.

Berto Meana, en una foto durante su viaje a Perú.

Berto Meana y su novia llevan casi tres días encerrados en su hotel, pero se muestran agradecidos a todo el personal del establecimiento hotelero, que no le cobra el desayuno y hasta les invita a comer. Mucha menos suerte tienen otros españoles atrapados en Aguas Calientes o Puerto Maldonado, como les ha contado el personal de la embajada española en Perú que ha contactado con ellos. Con la mayor parte de las carreteras cortadas y los aeropuertos del sur del país inutilizados por los manifestantes, estos dos mallorquines dependerán de la presión de la embajada y del Gobierno español para llegar a casa antes de Navidad.