La Eurocámara lanza su reforma interna para evitar un nuevo «Qatargate» | JOHANNA GERON

TW
0

El Parlamento Europeo dio este jueves el pistoletazo de salida a su reforma interna que busca aumentar la transparencia sobre las reuniones que tienen lugar en sus dependencias, los trabajos en paralelo de eurodiputados o acabar con las puertas giratorias, de cara a prevenir un nuevo «Qatargate».

La presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, presentó a los líderes de los grupos políticos de la institución las catorce propuestas para, en sus palabras este mismo jueves, «reconstruir la confianza en la toma de decisiones europeas» y «con las que quiere «avanzar rápido». Las reformas recogen desde una nueva obligación para diputados, asistentes y trabajadores de informar de todas las reuniones relacionadas con los asuntos sobre los que legislan hasta límites a las puertas giratorias para exeurodiputados, pasando por un registro de entrada para todos los grupos de presión.

Un portavoz de la presidenta del Parlamento Europeo afirmó, tras la reunión de este jueves, que Metsola se ha encontrado «con apoyo pleno» por parte de los líderes de los grupos a sus propuestas, que aún deben desarrollarse e implementarse. Metsola tiene ahora «un mandato para avanzar con el trabajo en los objetivos presentados» y «seguirá con sus consultas», dijo su portavoz. Fuentes del grupo liberal dijeron a EFE que, aunque no hay un calendario específico, «la idea es trabajar en todas las propuestas e implementarlas lo antes posible», si es posible «antes de verano».

Algunas pueden ponerse en marcha de manera inmediata, como el registro de entrada para lobistas, mientras que otras requieren acuerdos con otras instituciones europeas -las que tengan que ver con el registro de transparencia común- o reformas algo más prolongadas a las normas de funcionamiento de la Eurocámara.

Por su parte, la presidenta del grupo socialdemócrata, Iratxe García, incluyó entre las propuestas que ha defendido en la reunión un «refuerzo a la protección de los denunciantes» de corrupción, ya que las instituciones europeas no tienen un marco específico para garantizar la protección de estas personas y las propuestas planteadas solo recoge que se dé «formación» a asistentes saber cómo lanzar la voz de alarma.