Ambulancias y servicios de emergencia tras el ataque. | Reuters

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Más de 40 personas han muerto y alrededor de 150 han resultado heridas por un atentado suicida perpetrado este lunes por Tehrik-i-Taliban Pakistan (TTP), conocido como los talibán paquistaníes, en el interior de una mezquita en la ciudad paquistaní de Peshawar, capital de la provincia de Jiber Pajtunjua (norte).

En concreto, fuentes médicas citadas por el periódico 'Dawn' hablan de al menos 44 fallecidos y 157 heridos, si bien no se descarta que el dato aumente, debido a la gravedad de algunos de estos heridos y a que aún quedarían personas sepultadas bajo los escombros del edificio. El jefe de la Policía de Peshawar, Ejaz Jan, ha indicado que, por el momento, se desconoce cuántas personas se encuentran atrapadas entre los escombros de la mezquita, ubicada cerca de la principal comisaría de Policía. «Estamos centrados en la operación de rescate», ha manifestado.

En este sentido, Jan ha especificado que «entre 300 y 400 policías suelen participar en los rezos». «Si ha tenido lugar una explosión en la zona es un problema de seguridad, pero una investigación dará más detalles», ha dicho, según ha recogido la cadena de televisión paquistaní Geo TV. Entre los fallecidos figura el imán de la mezquita Sahibzada Nurulamin, según ha confirmado la Policía. El terrorista suicida se había colocado en primera fila durante un rezo que tenía lugar en la mezquita antes de activar la carga explosiva que portaba, tras lo que TTP ha publicado un comunicado en sus canales de propaganda afirmando que era miembro del grupo.

Tras el ataque, el Departamento de Sanidad provincial ha declarado una «emergencia médica» y ha pedido a todos los trabajadores sanitarios que permanezcan en alerta para atender al gran número de víctimas. Además, el inspector general de la Policía de Islamabad, Akbar Nasir Jan, ha puesto la capital en «máxima alerta de seguridad» tras el atentado, según ha especificado la Policía de Islamabad a través de su cuenta en la red social Twitter.

El presidente de Pakistán, Arif Alvi, ha condenado el «atroz y cobarde» atentado y ha prometido que «los responsables serán localizados y castigados». «Condolencias a las familias que han perdido a un miembro inocente y rezos por los heridos. El terrorismo debe ser enterrado para siempre», ha manifestado. El suceso ha sido también condenado por el primer ministro de Pakistán, Shehbaz Sharif, quien ha recalcado que el hecho de que el atentado haya sido perpetrado dentro de una mezquita demuestra que los responsables «no tienen nada que ver con el islam».

«Estos terroristas están intentando causar miedo atacando a los que defienden Pakistán», ha manifestado Sharif, quien se desplazará próximamente a Peshawar. Tras ello, el ministro de Exteriores, Bilawal Bhutto-Zardari, ha prometido medidas drásticas para hacer frente a los terroristas y a los que respaldan a los terroristas. A las condenas se ha sumado el ex primer ministro paquistaní Imran Jan, quien condenado firmemente el atentado y ha trasladado sus condolencias a las familias de las víctimas.

«Es imperativo mejorar nuestra capacidad de recopilar información de Inteligencia y equipar adecuadamente a nuestras fuerzas policiales para combatir la creciente amenaza del terrorismo», ha dicho. Por su parte, la Embajada de Estados Unidos en Pakistán ha trasladado sus «profundas condolencias» a los familiares de las víctimas de este «horrible ataque». «Estados Unidos está al lado de Pakistán a la hora de condenar todas las formas de terrorismo», ha apuntado.

Las fuerzas de seguridad paquistaníes han incrementado en las últimas semanas sus operaciones contra TTP después de que el grupo armado anunciara a finales de noviembre el fin del alto el fuego pactado con las autoridades de Pakistán en medio de unos contactos que estaban siendo mediados por los talibán afganos después de su toma del poder en Afganistán en agosto de 2021. El grupo TTP, que difiere de los talibán afganos en asuntos organizativos, pero sigue la misma interpretación rigorista del islam suní, aglutina a más de una docena de grupos de militantes islamistas que operan en Pakistán, donde han matado a unas 70.000 personas en dos décadas de violencia.