Las tácticas de la guerra: el elefante ruso y la flexible Ucrania | MARIA SENOVILLA

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Rusia es como un elefante en la táctica que emplea en la guerra: aplasta la tierra que pisa antes de avanzar lentamente. En frente tiene a una Ucrania más flexible y ligera en los pasos que da. En doce meses ningún bando se ha impuesto en el terreno, algo que pretenden cambiar en próximas ofensivas. «Rusia todavía no ha puesto todo lo que puede poner en la zona de operaciones, sobre todo en cuanto al potencial aéreo. La aviación rusa hasta ahora ha intervenido poco y puede intervenir mucho más. Tampoco ha puesto sus mejores unidades acorazadas», indicó a EFE José Enrique de Ayala, general retirado y analista de la Fundación Alternativas.

En su opinión, de lanzar una gran ofensiva, Moscú debe hacerlo antes de que comience el deshielo en primavera que produce la «raspútitsa» o mar de lodo. «Puede hacer una ofensiva, y de hecho creo que va a intentarlo. Y puede tener algún avance, pero no creo que esa ofensiva vaya a ser decisiva», señaló. La ofensiva ucraniana en cambio aún se hará esperar, considera. «Ucrania va a intentar una ofensiva más adelante, en verano. Porque ahora mismo no está preparada. Todavía no ha recibido los tanques occidentales y está pendiente de si puede recibir algún tipo de aviones», explica.

En el último año, las dos partes han empleado tácticas militares diferentes para tratar de ganar ventaja sobre el terreno. «La táctica rusa siempre está siendo de infantería y de artillería, es decir una táctica más de apisonadora, más de machacar que de avanzar rápidamente en profundidad hacia territorio enemigo. La táctica rusa es más la táctica de elefante que la táctica de víbora», sostiene el experto.

Si la estrategia del presidente ruso, Vladímir Putin, hubiera sido de víbora quizás habría logrado tomar rápidamente la capital y decapitar su Gobierno. Pero la resistencia ucraniana le sorprendió desde el primer día y tuvo que ver cómo las tropas enemigas impidieron el asalto aerotransportado a un aeródromo en las afueras de Kiev y detuvieron la gran columna de blindados y tanques que avanzaba hacia la capital. «Al principio de la guerra, Rusia pretendía ejercer una presión suficiente en varios frentes como para que el Gobierno de Ucrania se viera incapaz de soportarla y renunciara o hubiera un cambio de régimen en Kiev», pero «en ningún caso la táctica fue de guerra relámpago», dice el general retirado.

El segundo Ejército del mundo sorprendió por su táctica «un poco anticuada, muy de la Segunda Guerra Mundial». La de Ucrania era «mucho más flexible, ligera y moderna, mucho más parecida a la guerra de guerrillas, con pequeñas unidades que hostigaban a las unidades rusas sin buscar enfrentamiento directo y que les dio muy buen resultado», recalca.

Pese a haber logrado rápidamente tomar Jersón y buena parte de Járkov, y cerrar el ansiado corredor terrestre desde el Donbás a la anexionada península de Crimea a largo de la costa del mar de Azov, las tropas rusas sufrieron la primera humillación en marzo-abril al retirarse de Kiev y Chernígov. Sin saberlo entonces, la última gran conquista rusa iba a ser la de las ciudades gemelas de Severodonetsk y Lisichansk, en la región de Lugansk, en julio, cuando dio por controlada toda la provincia. La exitosa contraofensiva ucraniana en septiembre, que trasladó el frente desde el Donbás al sur y a la región oriental de Járkov, permitió a Ucrania expulsar ese mismo mes a Rusia de prácticamente toda la provincia de Járkov y del bastión de Limán, en Donetsk.

Tras ataques contra puentes (incluido el de Crimea), pontones y otros puntos de abastecimiento de las tropas rusas en el sur, el Ejército ruso se replegó en noviembre de la capital regional de Jérson y del tercio norte de la provincia homónima. Desde entonces, Ucrania ha liberado casi 18.000 metros cuadrados de su territorio. Es a partir de la explosión en el puente de Crimea en octubre que Rusia comienza los bombardeos masivos contra infraestructuras ucranianas y fortifica las líneas para frenar al Ejército de Kiev.

«A partir de la retirada de Jersón Rusia fortifica toda la línea en la que está ahora y eso impide que la táctica ucraniana siga funcionando», señala De Ayala. Esto obliga a Kiev a utilizar otro modus operandi: «atacar en fuerza, para lo cual necesitan tanques y aviones», recalca. Rusia se centra ahora en mantener el corredor terrestre y en la conquista de todo el Donbás, donde persigue aún la táctica de elefante.