Daños en un edificio tras un ataque con drones contra Kiev. | Reuters

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Ucrania protege cada vez mejor su infraestructura eléctrica de los ataques con drones y misiles con que Rusia provocó durante meses apagones masivos en el país, pero el lanzamiento de este tipo de artefactos sigue matando civiles y se cobró hoy la vida de al menos 7 personas en los alrededores de Kiev. «La mejor prueba de ello es que ahora tenemos electricidad de forma ininterrumpida», dijo a Efe sobre estos progresos en la protección del cielo de sus ciudades el analista Yurii Zbanatskyi, del Centro Militar Ucraniano.

De los 21 drones Shahed-136 de fabricación iraní lanzados por Rusia contra las provincias de Kiev, Zhytomyr y Khmelnytsky, ambas al oeste de la capital, el ejército ucraniano logró interceptar 16, en una jornada marcada también por la visita del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, a las tropas que defienden la ciudad de Bajmut (este).

En el caso de la provincia de Kiev, las defensas aéreas ucranianas interceptaron todos los drones dirigidos a su espacio aéreo, lo que evitó daños mayores en la infraestructura energética. Ucrania ha conseguido estos resultados gracias, en parte, al uso de sistemas antiaéreos de defensa como los NASAMS enviados por Estados Unidos y Noruega o los sistemas Aspide y Hawk que ha enviado España, uno de los numerosos países aliados que ha contribuido con este tipo de material.

«Es un caso exitoso de adaptación», dice a Efe Zbanatskyi, el analista militar, que destaca la rapidez con que Ucrania ha conseguido coordinar el uso de todos estos sistemas para reducir la amenaza de los misiles y drones que Rusia viene empleando para dejar a oscuras a los ucranianos desde octubre pasado.

Además de los sistemas más complejos que disparan desde un lugar fijo, explica el experto, Ucrania ha formado patrullas móviles dotadas de visores térmicos y armadas con cañones aéreos que son capaces de desplegarse donde sea necesario en unos minutos y de derribar desde allí drones e incluso misiles de crucero. Pese a haber desactivado en gran medida la estrategia rusa, la respuesta ucraniana a los enjambres de drones iraníes de bajo coste de producción no puede evitar, por el momento, que se sigan cobrando vidas humanas al caer sobre zonas habitadas de sus pueblos y ciudades.

El ataque de la pasada madrugada comenzó poco después de la medianoche, cuando las sirenas que anuncian posibles bombardeos de Rusia se activaron en la capital y otras regiones del centro de Ucrania al identificar los sistemas de detección del ejército varios drones kamikaze que volaban hacia esa zona. Uno de ellos explotó poco después de las tres de la madrugada en la localidad de Rzhyshchiv -80 kilómetros al sur de Kiev-, destruyendo parcialmente un liceo y dos plantas de un edificio residencial en cuyos escombros se encontraron 7 cadáveres.

En un mensaje publicado en Twitter, el presidente Zelenski condenó el lanzamiento de «más de 20 drones asesinos iraníes» y de varios misiles contra varias regiones de Ucrania en lo que calificó de «otra noche de terrorismo ruso contra Ucrania».

Horas después, Zelenski volvía a denunciar en la red social un ataque contra objetivos civiles cometido esta vez en la ciudad de Zaporiyia, más de 500 kilómetros al sureste de Kiev, donde las fuerzas rusas atacaron un edificio de viviendas matando a al menos una persona e hiriendo a otras 25. «Zaporiyia. Ahora mismo, están disparando contra zonas residenciales donde viven personas normales y niños», escribió Zelenski junto a un vídeo grabado con un teléfono móvil en el que se ve cómo el impacto de un cohete ruso provoca una gran explosión que incendia y destruye parcialmente un edificio de nueve plantas.