El papa Francisco y la líder italiana. | Reuters - REMO CASILLI

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La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, compartió escenario con el papa Francisco en el foro de los «Estados Generales de la Natalidad», en Roma, y defendió ante el pontífice un país donde «no sea escandaloso» decir que «todos nacimos de un hombre y una mujer» y que los hijos no son productos para vender. «Vivimos en una época en la que hablar de nacimiento, maternidad y familia es cada vez más difícil, parece un acto revolucionario», aseguró la líder ultraderechista sentada junto a Francisco.

Meloni defendió que la natalidad y la familia son «la prioridad absoluta» de su Gobierno porque: «queremos que Italia vuelva a tener un futuro, para esperar y creer en un futuro mejor que este presente incierto». Aseguró que «las mujeres no son libres si tienen que elegir entre hijos y trabajo» y que «si las mujeres no tienen la oportunidad de realizar su deseo de maternidad sin renunciar a su deseo profesional, no es que no tengan igualdad de oportunidades, no tendrán libertad». «Queremos una nación en la que tener un hijo sea algo hermoso, que no te quite nada y no te impida hacer nada», añadió.

Aprovechó para reiterar ante Francisco la línea de su Ejecutivo sobre la gestación subrogada y, en un discurso, casi propio de un mitin político, observó: «Queremos una nación en la que no sea escandaloso decir que, más allá de elecciones personales legítimas, todos nacimos de un hombre y una mujer, que la maternidad no se vende, los úteros no se alquilan y los hijos no se eligen como si fueran productos de venta libre».

Explicó que su Gobierno afronta el problema demográfico «con el enfoque subsidiario de quienes creen que la tarea del Estado es crear condiciones favorables, con el ambiente normativo y sobre todo a nivel cultural, para las familias», «Algunos dirán que queremos un Estado ético, no, lo que queremos es un Estado que acompañe y no dirija, queremos creer en las personas, apostar por los italianos, por los jóvenes, por su hambre de futuro», concluyó.