El diseño del nuevo Fiat 500 destaca por contar con algunos cambios estéticos importantes, tanto en la parte delantera como en la posterior. | Miquel Àngel Llabrés

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El Fiat 500, cuya primera versión empezó a fabricarse allá por el año 1936 y que recibió el popular nombre de Topolino, ha tenido durante todos estos años momentos de no fabricación y versiones que no acabaron de convencer a sus potenciales clientes por distintos motivos. Hay que admitir y situar en su justa medida esta versión, que se lanzó en 2007 al mercado y que ha supuesto un éxito total de ventas al convertirse en uno de los vehículos emblema de la marca italiana, a la espera de que salga un sustituto al ya desgastado Punto.

El diseño del coche que hoy nos ocupa se ha visto modificado en pequeños detalles, pero hay que reconocer que le han dado un aspecto más juvenil, sin quitarle un ápice de este aire retro que forma parte del encanto de este modelo. Los faros delanteros son un poco más ovalados y se nota más el pequeño cambio en el interior de la propia tulipa que en el exterior. En la parte anterior destaca otro faro más pequeño, casi adosado al anterior, que es el encargado de la luz diurna.

En la parte posterior se ha apostado por la creatividad y la sencillez, con un faro minimalista en el que la parte central queda desierta de luz y va rodeado de iluminación mediante leds.

MOTOR
El propulsor que hemos probado es el 1.2 de 69 CV de gasolina, que nos ha sorprendido agradablemente en todos los apartados. Obviamente no se trata de un motor de grandes prestaciones, pero sí que cumple de manera holgada en su cometido, ya que aprueba en todos los apartados. Así, en la aceleración el motor sube muy bien de vueltas hasta prácticamente las 6.000 sin ningún problema. De hecho cuando se encuentra más ‘cómodo’, parece, que es cuando atraviesa las 4.000. Se ha apostado por un cambio de cinco marchas, todas bastante largas, lo que permite superar los 100 km/h en 3ª sin que el motor padezca en ningún momento, aunque obviamente el consumo sí se resiente. En la recuperación es tal vez donde más se nota el hecho de llevar marchas más largas, aunque en poco tiempo vuelve a rehacerse el motor y a acelerar.

El consumo es otro de los apartados en los que el Fiat 500 se desenvuelve bien, ya que la marca ofrece una cifra de 4’9 litros a los 100 km, que no está mal; nosotros hemos conseguido 6’2 litros de media, que no es una mala cifra. El comportamiento del Fiat 500 nos sorprendió desde que probamos la primera versión, y todavía más en su versión de más de 160 CV. Como no podía ser de otra manera, en este restyling del modelo el Fiat 500 se mantiene firme en la carretera gracias a unas suspensiones de lo más compensadas (más bien duras), que admiten un buen ritmo en curva sin que tienda a subvirar en ningún momento.

INTERIOR
Los ocupantes no se resienten excesivamente en cuanto a falta de comodidad, lo cual es importante, sin ser un vehículo pensado para hacer grandes viajes por lo reducido de sus dimensiones exteriores e interiores. Las calidades de los interiores son bastante buenas, aunque hay en algunos sitios excesivos plásticos, por ejemplo en las puertas. En cambio, el volante, los asientos o el pomo del cambio de marcha tienen inserciones de piel muy atractivas que le dan un toque de gran calidad.

Ya está claro que sus reducidas medidas redundan en un poco espacio para los pasajeros del asiento trasero, aunque dos personas pueden ir más o menos cómodas. Lo más dificultoso es el acceso a estas plazas. El conductor con piernas largas también tiene algún problemilla con sus piernas, sobre todo lateralmente, aunque no se hace insufrible.