La dársena de Can Barbarà nos ha servido como un fondo perfecto para resaltar la línea del nuevo MINI Countryman, que resalta por su modernidad y por su aspecto deportivo.

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El nuevo MINI Countryman supone otra mirada hacia delante de la marca alemana, que ha renovado este modelo para ofrecer a sus clientes una mayor practicidad gracias a un pequeño aumento de las medidas exteriores e interiores del vehículo, con lo que se consigue que cinco pasajeros puedan ir más cómodamente sentados, sin renunciar a un maletero de generosas dimensiones.

Otro aspecto que se ha renovado del todo es el interior, ya que era el único modelo de la saga MINI que continuaba con el de la generación anterior, con lo que se ha conseguido mayor tecnología y los últimos avances en materia de seguridad, uno de los ámbitos más importantes en un vehículo.

Se trata de la segunda generación de este todo camino del segmento B que se puso a la venta allá por el año 2010 y que tan interesante es como concepto para sus usuarios. Sin ser un vehículo todo terreno, sí que puede circular por caminos sin asfaltar sin problemas.

Estéticamente, el MINI Countryman SD se caracteriza por tener unos faros delanteros más o menos cuadrados, que cuentan con la luz diurna led que envuelve las tulipas, acompañados de una parrilla negra de generosas dimensiones. De la parte posterior podemos destacar la doble salida de escape, además de las letras del modelo dispuestas en la parte inferior del maletero.

PROPULSOR

El motor que hemos probado es el 2.0 diésel de 190 CV, el más potente de los motores de gasóleo, al ser la versión más deportiva del modelo, la ‘S’.

Se trata de un propulsor que cuenta con unas muy buenas prestaciones, aunque la carrocería del modelo no parezca que esté hecha para ir rápido al ser muy alta. Incluso así, se comporta estupendamente en cualquier circunstancia. Estamos cada vez más convencidos de que los cambios automáticos contribuyen a una mayor sensación de deportividad, además de conseguir una mejor eficiencia del motor al cambiar de velocidad cuando el motor lo requiere

Así, tarda sólo 7,7 segundos para pasar de 0 a 100 Km/h en el modo Sport, que es donde el vehículo saca revoluciones de donde parece que no las hay. Cuando se conduce en modo ECO el vehículo es mucho más tranquilo, aunque a la hora de adelantar te lo permite hacer apretando a fondo el acelerador.

El consumo es otro de los apartados donde el motor SD demuestra la eficiencia de la que hablábamos. Si bien la marca anuncia un consumo de tan sólo 4,6 litros, nosotros, en un recorrido mixto, hemos conseguido un consumo medio de sólo 5,8 litros, que es una cifra que está muy bien para un vehículo de estas dimensiones, prestaciones y peso.

El comportamiento en carretera es de lo más equilibrado, lo cual se ha conseguido gracias a unas suspensiones muy bien pensadas, ya que se endurecen cuando se lleva un comportamiento más deportivo, con lo que el paso por curva es mejor al mostrar menos balanceo, prácticamente ninguno.

El interior es otro de los aspectos que ha sufrido grandes cambios, ya que se asemeja en prácticamente todo al resto de la gama MINI. El marcador en sí es de dimensiones reducidas gracias al semicírculo del cuentarrevoluciones adosado al cuentakilómetros parcial.

En este último se encuentra una pequeña pantalla con información básica, que se ve complementada de forma perfecta con la que aporta la pantalla central, redonda y táctil, en la que se pueden controlar muchas aspectos de la configuración del vehículo y ver las indicaciones del GPS.

Incluso el anillo también aporta información al conductor, al cambiar de color dependiendo de las funciones que estemos manejando en ese momento.