La mano de Renault ha sido básica para que los vehículos de la marca Dacia hayan resurgido de sus cenizas y tengan un buen índice de ventas

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Dos son sin duda las grandes bazas de Dacia, sobre todo desde que fuera adquirida en su totalidad por la casa Renault en el año 1999; por una parte el precio, muy atrayente, y por la otra precisamente que los motores sean los mismos que se utilizan en los modelos del fabricante francés.

Dacia fue en sus comienzos una marca de automóviles de Rumanía, fundada en el año 1967. Inicialmente, los modelos de Dacia eran vehículos Renault, en particular el Renault 12, que se fabricó entre los años 1969 y 2006 como Dacia 1300.

Teníamos ganas de probar precisamente el Dacia Sandero, que es el buque insignia de la marca, además del Duster, que próximamente verá su segunda edición y tendremos la oportunidad de conducirlo y de poner su prueba en estas mismas líneas.

Estéticamente, esta versión denominada Stepway con una línea más SUV, ha tenido una gran aceptación aunque el precio aumente un poco. De la estética del Sandero en general cabe destacar el aspecto juvenil que se le dio con el restyling realizado en 2016. Las modificaciones más importantes en el diseño general del vehículo se basaron en el exterior, donde los faros sufrieron modificaciones interesantes. Aunque no hubo mucho más que eso, hay que decir que el nuevo look de las tulipas delanteras y traseras fue uno de los grandes aciertos de los diseñadores de la marca, demostrando que muchas veces menos puede ser más.

MOTOR

El propulsor que hemos probado es el 1.5 dCi de 90 CV, que sólo está disponible en el modelo Stepway en esa potencia. En el modelo básico sólo se comercializa el motor de 75 CV, que se queda muy corto.

Hay que decir que este motor de 90 CV va a las mil maravillas en este modelo al tratarse de un vehículo que no pesa mucho, gracias a lo cual se convierte en un coche bastante más dinámico de lo que yo me esperaba a priori. Esto se nota mucho en la aceleración e incluso en la recuperación. Lleva acoplado un cambio manual de 5 velocidades muy bien equilibrado, lo que hace que incluso en las recuperaciones el motor responda con bastante celeridad.

El consumo del motor también es muy bajo, por todo lo que hemos dicho anteriormente, de 3,8 litros a los 100 Km según la marca, aunque no hemos podido comprobar cuánto nos ha gastado nuestra unidad porque no llevaba ordenador de a bordo, una de las pegas de un equipamiento algo básico en según qué apartados.

Donde este modelo pierde parte del dinamismo es en el comportamiento en carretera, ya que se trata de un vehículo alto, con suspensiones más bien blandas, lo que repercute un poco negativamente cuando trazamos curvas con él.

Aunque –como hemos dicho antes– tenga una cierta imagen de vehículo SUV, la verdad es que no es un modelo pensado para ir por caminos irregulares. El interior es amplio y cómodo, además de ofrecer un maletero con una capacidad de 320 litros, que no está nada mal. Aunque lo cierto es que le faltan algunos gadgets prácticamente indispensables hoy en día, entre los que podríamos destacar los espejos con regulación eléctrica, el climatizador, pantalla en el salpicadero, o las luces y los limpiaparabrisas automáticos. En cambio, sí que nos ha sorprendido, por ejemplo, que sí tuviera llantas de aleación, capó hidráulico o sistema start/stop.