Este vehículo cuenta con la practicidad que no ofrece ningún otro. Además ha mejorado en agilidad por ciudad y tiene un dinamismo en carretera del que carecía el modelo anterior | Miquel Àngel Llabrés

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Después de convivir algún tiempo la versión moderna del Smart con la antigua con el motor eléctrico, hace poco que la marca inició la comercialización de la nueva variante eléctrica que también ha supuesto introducir cambios interiores de lo más interesantes en pos de la modernización total del modelo. Lástima que en la autonomía la marca no haya evolucionado de la misma manera.

En esta ocasión hemos probado la versión de dos plazas (fortwo), pero también está disponible en las versiones cabrio y forfour.

Ha existido durante estos años un intento claro de hacer la competencia a este vehículo tan especial por parte del fabricante Toyota, que en su día puso a la venta el iQ, aunque por precio no pudo competir con el automóvil que en su momento fue fruto de la asociación de Swatch y Mercedes-Benz.

Hay rumores de que MINI en un futuro podría sacar un vehículo de estas características, aunque no está nada claro porque hace mucho tiempo que se está hablando sobre ese tema y no se acaba de concretar.

Estéticamente no se diferencia del resto de la gama Smart; el único elemento distintivo es el enchufe dibujado en la parte lateral del vehículo, que indica que es un modelo eléctrico, además de las letras electric drive en la parte posterior del automóvil.

Como hemos dicho antes, no hay duda de que el gran hándicap de este vehículo totalmente eléctrico es la autonomía y el tiempo de recarga. En cuanto a la primera, en el caso del Smart la autonomía media ronda los 100 kilómetros, cuando la competencia está trabajando duro pasando incluso los 300 kilómetros.

En cuanto a la recarga, hay diferentes posibilidades en cuanto a tiempos. Siempre se pueden hacer recargas rápidas para salir del paso, pero para cargar completamente el coche hay dos posibilidades más factibles. La de siete horas con una toma de 230 V normal y corriente; con una estación de recarga rápida, denominada Wallbox, donde la recarga completa se efectúa en 6 horas. Después existe la posibilidad de cargarlo en una hora mediante una conexión trifásica.

En cuanto al propulsor eléctrico, hay que decir que tiene un comportamiento radicalmente diferente a la que tenía la versión anterior, ya que la aceleración es impresionante; antes aceleraba de forma muy gradual, tal vez demasiado, y ahora se trata de un vehículo de lo más ágil en cualquier circunstancia. Para circular por carretera se pueden realizar adelantamientos a buen ritmo sin problema.

La estabilidad del vehículo es muy buena en cualquier situación, sin que tienda a subvirar ni a sobrevirar en las curvas; la amortiguación elegida por la marca es de lo más adecuada para que los dos ocupantes vayan cómodamente sin sentir los baches en exceso.

El interior es donde la marca ha trabajado a fondo respecto a la versión anterior y se ha modernizado del todo, con lo que se ha conseguido una imagen mucho más moderna y atractiva.

La información que se ofrece al conductor es completa, aunque no le iría mal que apareciese más información al mismo tiempo sin que tener que recurrir a los cambios de pantalla.

La consola central está presidida por una pantalla táctil de dimensiones considerables que almacena también suficiente información como para ver el funcionamiento de todo el vehículo en sí, además de la posibilidad de contar con un práctico GPS. A diferencia del modelo anterior, el accionamiento de las luces y de los lavaparabrisas es totalmente automático.