Felip Monserrat, junto a su esposa Marita Fullana. Ambos comparten la pasión por los coches clásicos. | Jordi Garcia

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Felip Monserrat descubrió a los catorce años el coche de su vida, se trataba de un Fiat X1/9, que vio por primera vez en Sant Jordi, donde vivía, y un vecino suyo tenía uno. A partir de aquí siempre deseó tener uno y durante muchos años lo estuvo buscando, aunque no fue fácil la búsqueda, ya que no es un coche muy popular y no hay muchos modelos para comprar hoy en día, además su producción no fue excesiva. El modelo que nos presenta Felip es de 1974 y se encuentra en unas condiciones inmejorables, es un vehículo extraordinario que en su día se conocía como ‘baby Ferrari’.

Pero como el que busca encuentra, hace cuatro años, y tras una larga búsqueda por internet, lo encontró en Málaga, aunque reconoce que llevaba dos años en la página de compra venta, pero hubo que esperar el momento adecuado para ir a buscarlo.

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Nos cuenta Felip que el coche estaba en aceptables condiciones, no hubo que hacerle grandes reparaciones. No obstante a lo largo de estos últimos años le ha ido sustituyendo algunas piezas y mejorando el vehículo en todo lo que ha podido, aunque la principal actuación ha sido devolverlo a su color original, ya que el coche estaba pintado de rojo cuando lo compró en Málaga, a donde había llegado procedente de Canarias. El primer propietario fue un constructor de Marbella, que después lo dejó abandonado hasta que entró en acción un segundo propietario, que fue quien se lo vendió a nuestro protagonista. Por cierto, una venta con suspense, ya que tres meses después de comprarlo y de estar el coche ya en Mallorca no había forma de que llegaran la documentación del traspaso por unos problemas burocráticos con los papeles emitidos desde Canarias cuando llegó por primera vez a la Península. Afortunadamente, todo se pudo resolver satisfactoriamente.

Felip cuenta en casa con una gran cómplice, su mujer Marita Fullana, que también es una gran amante de los clásicos y participa con su marido en competiciones rallies de regularidad. También está encantada con el coche y asegura que disfruta tanto como su marido. Ambos están de acuerdo en lo genial que es este vehículo y aunque han tenido a lo largo de estos años otros, principalmente Seat 124, asegura que este no tiene punto de comparación, pues el Fiat, además de un deportivo, es una coche que no abunda.

A ambos les gustaría poder tener algún coche más, pero por el momento este colma todas sus expectativas. Tiempo habrá para buscar nuevos objetivos.