Justo Bonacasa con su vehículo, un Citroën 2 CV-CT. | Pere Bota

TW
0

Justo Bonacasa adquirió hace cuatro años este precioso Citröen 2 CV6-CT de 1979. Nos cuenta que fue como un flechazo, ya que no buscaba ningún coche, pero vio éste y desde el primer momento decidió que tenía que ser suyo, por eso no dudó en viajar hasta Ávila, donde estaba el vehículo, para hacerse con él. Nos cuenta que esta unidad estaba en buenas condiciones, tanto que salvo algunas pequeñas reparaciones el 2 CV está prácticamente como era salido de fábrica. La verdad es que su anterior propietaria no le hacía muchos kilómetros y pasaba largas temporadas encerrado en un garaje, de ahí que sus condiciones de chapa sean excelentes.

Justo no es un coleccionista de coches, sólo se enamoró de este modelo que le recordaba a su juventud y por eso no dudó ni un instante en comprarlo para disfrutar ahora con su mujer y sus hijas de ir de excursión con el coche por la Isla. Nos decía que personalmente el coche le encanta y ha conseguido la complicidad de su familia.

Noticias relacionadas

En cuanto al vehículo, poco que añadir: todo el mundo conoce al ya famoso «dos caballos», como se le conocía popularmente y que tenía su base en la potencia fiscal del primer modelo basado en un motor de 375 cc y 9 CV.

La producción la llevó a cabo la marca francesa del mismo nombre entre los años 1948 a 1990. Entre los años 1948 y 1990 se produjeron 3.872.583 unidades del 2CV y 1.246.306 unidades con la carrocería furgoneta, lo que hace un total de 5.118.889 unidades fabricadas. Y fue un coche muy popular en España, donde competía con el Seat 600 y el Renault 4, todos ellos del segmento B y que contribuyeron al desarrollo de la sociedad española de los años sesenta y setenta; fue la liberación de los españoles después de duros años de penurias.

En cuanto a la creación del 2CV, se debe al ingeniero francés Pierre-Jules Boulanger, quien comenzó el desarrollo del concepto de vehículo mínimo, y fue patrón de Citroën desde finales de 1934, cuando la familia Michelin se hizo con el control de la empresa. En 1939 se fabricaron 250 prototipos (en aquel entonces aún refrigerados por agua) del TPV, pero esta se detuvo con el inicio de la II Guerra Mundial, manteniendo el proyecto en secreto durante la ocupación alemana de Francia. Pero hubo que esperar hasta el 8 de octubre de 1948 en el Salón del Automóvil de París cuando se mostró finalmente por primera vez la versión del TPV tal y como se conoce hoy en día, con un motor bicilíndrico refrigerado por aire de 375 CC y una potencia de 9 CV. Ya en su primera aparición pública, el automóvil causó a la vez admiración y burlas. Según parece, un periodista estadounidense, al ver por primera vez el Citroën 2CV, preguntó: «¿Y dónde está el abrelatas?», lo que provocó múltiples risas entre el resto de compañeros de la prensa que estaban en el evento.