Jaime Martí, junto a su Méhari de los años ochenta que restauró en 2008. | Pilar Pellicer

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Jaime Martí lleva más de tres décadas dedicado al mundo del taxi y desde siempre le han apasionados ls coches. Aunque desde muy joven ha sido un gran deportista, ha practicado, y aún lo hace, taekwondo, sobre todo su gran pasión es caminar. Su principal afición es recorrer parajes naturales tanto en la Isla como fuera de ella. Ha realizado el Camino de Santiago en su totalidad en un mes y ha subido al Mont Blanc y aún sigue con esta pasión, pues realiza con frecuencia excursiones por nuestro territorio y suele salir también fuera de la Isla.

En cuanto al mundo de los coches, nos cuenta que allá por los ochenta decidió comprarse un coche que se puso de moda sobre todo en zonas como Mallorca por la bonanza de su clima. Estamos hablando del Méhari, un vehículo ideal para el verano, aunque en realidad se puede utilizar en cualquier época del año, ya que cuenta con los complementos adecuados para ello, si bien lo ideal era utilizarlo para ir a la playa y disfrutar de él durante la época estival, ya que es un vehículo totalmente descapotable y que permite que entre el aire por todas partes, en una época en la que el aire acondicionado no era algo frecuente en los utilitarios de la clase obrera.

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Jaime, como decimos, compró este Méhari de 1977 de segunda mano. Nos cuenta que durante unos trece años lo estuvo disfrutando junto a su familia para ir a la playa los fines de semana y pasear en contacto con la brisa. Luego un día, por problemas mecánicos que provocaron que no pasara la ITV, lo dejó abandonado durante otros trece años.

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Cuando ya tenía decidido llevarlo al desguace, la curiosidad le pudo y decidió desmontarlo primero para ver cómo era el coche, ya que se decía que sólo tenía quince piezas. Y con tiempo y con tranquilidad lo fue desmontando pieza por pieza hasta que lo hizo por completo. Una vez que había hecho el trabajo decidió que mejor que llevarlo al desguace la alternativa era restaurarlo y se puso en contacto con un planchista amigo suyo para que lo viera. Así que su amigo le pintó el vehículo y luego Jaime fue poco a poco montándolo de nuevo. A partir de 2004 ya lo tenía de nuevo listo para utilizarlo. Además ahora tiene otro 2CV de 1982 de color rojo que aún está por restaurar y que espera poder hacerlo en los próximos meses.

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El coche asegura que es ideal y que lo utiliza con mucha frecuencia, no sólo con las salidas que realiza con los compañeros del club del 2CV, sino que suele ir de un lado a otro por la Isla. Reconoce que mucha gente tiene la idea equivocada de que es un vehículo para utilizar el verano, pero asegura que con el equipamiento adecuado para el invierno se puede utilizar todo el año, como lo hace nuestro protagonista.