Los diferentes modelos de coches electrificados se ajustan a las diferentes necesidades de movilidad.

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El mundo de la movilidad electrificada cada vez se diversifica más para poder atender a las diferentes necesidades de cada conductor. Y es que la autonomía de las baterías, unida a la falta de una red de infraestructuras de carga suficiente, son uno de los mayores condicionantes a la hora de decantarse por uno u otro tipo de vehículo electrificado.

¿100% eléctrico, híbrido, híbrido enchufable? Los diferentes tipos de coche eléctrico suelen ser conocidos, sobre todo si se clasifican en estos tres grandes grupos. Pero, ¿qué es un PHEV, un HEV o un BEV? Desciframos a continuación las numerosas siglas de la movilidad electrificada.

Un HEV es un híbrido convencional. Es decir, un coche de propulsión mixta que cuenta con un motor de combustible convencional y una batería que le ayuda en momentos puntuales para reducir el consumo. Son el primer escalón de la movilidad eléctrica y reducen sus emisiones respecto a los coches convencionales.

Son coches con un pequeño sistema híbrido de 48 voltios que alimentan y dan energía extra a algunos componentes del vehículo. También son conocidos como híbridos suaves o semi-híbridos, pero funcionan con motor de combustible fósil.

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Estos híbridos son enchufables, lo que quiere decir que la autonomía de la batería eléctrica aumenta y cobra protagonismo en la mecánica del coche. Pese a ello, funcionan en trayecto gracias al motor de combustión. Son perfectos para reducir emisiones, hacer viajes largos sin problemas y usar el modo eléctrico en ciudad.

Son los conocidos 100% eléctricos que funcionan gracias a un motor propulsado por una batería que se recarga enchufándola a la red. Son cero emisiones e ideales para recorrer la ciudad, aunque pueden estar más limitados para hacer viajes largos en carretera.

Tienen un funcionamiento completamente eléctrico pero disponen de un pequeño depósito de combustible para recargar la batería, extendiendo así su autonomía y solucionando una de las mayores desventajas de la movilidad eléctrica. Son perfectos para empezar a lanzarse a hacer viajes más largos a bordo de un eléctrico.

Estos modelos, también de cero emisiones, son los conocidos coches de pila de combustible o coches de hidrógeno. Funcionan también con un motor alimentado por una batería que, en este caso, se recarga con hidrógeno. Solucionan el problema de las baterías eléctricas en cuanto a autonomía y eliminan las emisiones, pero todavía necesitan una red real de gasolineras donde poder repostar hidrógeno.