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El otoño crea paisajes arrebatadores, sobre todo en carretera, donde las estampas son especialmente pintorescas gracias a la combinación de colores de las hojas caídas, el asfalto y los árboles que conservan su follaje. Pero estas vistas casi idílicas pueden comprometer la seguridad al volante e incluso provocar un accidente de tráfico.

La acumulación de las hojas que caen de los árboles en la carretera, junto con la bajada de las temperaturas y el rocío de primeras horas de la mañana pueden cambiar el firme del asfalto y convertirlo en un terreno más resbaladizo donde las ruedas de tanto coches como motos pierdan agarre.

Algunos tests desarrollados por fabricantes de automóviles han descubierto que las hojas mojadas en la carretera pueden resbalar tanto como la nieve, con el factor añadido de que el conductor no espera una situación de riesgo al ver las hojas en la calzada. Es por eso que desde la DGT se recomienda no bajar nunca la guardia cuando se circule a altas velocidades por vías interurbanas durante estas fechas.

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Si el riesgo es tan elevado como para acabar provocando la pérdida de tracción del vehículo, lo importante recuperar poco a poco el control. Lo más indicado es no perder los nervios ante la situación e ir girando suavemente el volante, evitando los movimientos muy bruscos.

Hay que prestar especial atención a los pedales y tocar suavemente el freno y el acelerador. En caso de excederse, se puede perder la tracción y el control del coche.

Las motocicletas y las bicis deben prestar especial atención a las vías con acumulación de hojas secas, incluso en ciudad. Por sus características, son más inestables y propensas a sufrir incidentes en estas circunstancias.

Y por último, como siempre es mejor prevenir que curar, se recomienda aumentar la distancia de seguridad y mantener la velocidad adecuada siempre se conduzca durante esta temporada, para evitar consecuencias fatales en caso de encontrarse con un firme resbaladizo.