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El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, cree que el capital privado fortalecerá el sistema financiero y ayudará a cerrar la reestructuración de las cajas, con lo que desaparecerá la sombra de dudas sobre la solvencia de España, según publica ayer el diario "Financial Times".

En declaraciones al rotativo británico, el jefe del Ejecutivo afirmó que alguna aportación del Estado sería necesaria si resulta insuficiente la opción preferida del Gobierno, el capital privado, pero no dijo que las cajas requieran grandes inyecciones de dinero público, destaca el periódico.

Zapatero se mostró "absolutamente" convencido de que el capital privado ayudará a reforzar al sistema financiero, aunque no por ello descartó un "recurso muy limitado" del capital público.

En un artículo titulado "España trata de demostrar que no es otra Irlanda" se explica que ante las dudas de los inversores, el Gobierno español está "presionando" para que haya una recapitalización "rápida y sustancial" de las cajas con problemas para intentar restaurar la confianza internacional. Por eso, dijo, el Ejecutivo ha puesto el foco en lo que Zapatero llama una "segunda vuelta" en la reestructuración de las cajas. "Tenemos que acabar con el proceso de reestructuración del sistema financiero a fin de que no haya una sombra de dudas sobre la solvencia de España", añadió Zapatero, quien subrayó que la reforma del sector es la más ambiciosa de los últimos veinte años.

Al margen de las declaraciones del presidente, la información dice que algunos banqueros señalan que no está clara cómo será la recapitalización del sector, pero plantean como posibilidad que el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) adquiera acciones de una caja con problemas, en lugar de seguir actuando como una simple ampliación de crédito.

El diario incide en que España ha "gastado" 15.000 millones, a los que habría que sumar una inyección de capital de entre 20.000 y 120.000 millones de euros, según cálculos de "analistas y banqueros". Recuerda además que los banqueros "se han jactado de la fuerza relativa" de su sistema financiero en comparación con los de Reino Unido, Estados Unidos y Alemania, pero advierte de que los paralelismos entre los problemas de las cajas y los de los bancos irlandeses "son difíciles de pasar por alto".