Congreso. Zapatero y Rubalcaba, ayer - REUTERS

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El PP dejó claro ayer en la sesión de control del Congreso que ya tiene a Rubalcaba, rival de Mariano Rajoy en las próximas elecciones generales, en su punto de mira, y que usará toda la capacidad dialéctica de su portavoz, Soraya Sáenz de Santamaría, para que su ofensiva sea lo más certera posible.

"Yo se lo voy a decir sin matices, señor Rubalcaba, usted es lo último que necesita España", le espetó al vicepresidente primero en el cierre de una viva intervención que despertó largos y entusiastas aplausos de los diputados del grupo popular.

La dirigente del PP trató de ligar la trayectoria de Alfredo Pérez Rubalcaba con la del presidente del Gobierno, y por ello le advirtió de que con siete años "de la mano" de José Luis Rodríguez Zapatero "tiene poco de que presumir y mucho de que arrepentirse".
Es más, le afeó que se presente "como Alfredo, como si toda España no supiera quién es Rubalcaba", y llevó hasta su ámbito de competencias la sonada "crisis del pepino", en la que según ella no ha hecho nada, estando más preocupado por su candidatura a la sucesión que por los agricultores.

"Cuando una socialista alemana ponía en peligro el campo español a usted sólo le preocupaba que una socialista española le despejara su campo propio", esto es, que Carme Chacón renunciara a las primarias facilitándole ser único candidato del PSOE a la sucesión.

Estas palabras fueron protestadas por la bancada socialista y aclamadas por los diputados del PP, ayer muy animados para puntualizar o reprobar a Rubalcaba.

El vicepresidente primero entendió que las invectivas de su interlocutora se dirigían muy personalmente hacia él, más que contra el Gobierno, y en esta línea fundamentó su réplica.

"Lo que a usted le molesta de mí, y es por lo que saca a sus educados portavoces cada vez que hablo, es que les digo las cosas que ustedes no quieren oír", apuntó, entre voces del PP que le permitieron insistir en su tesis: "¿Ven cómo les molesta?"

Y si Sáenz de Santamaría citaba a la socialista alemana de Hamburgo que acusó en falso a los pepinos españoles de ser portadores de la bacteria "E.coli", Rubalcaba se acordó de la canciller conservadora Angela Merkel, que apoyó sus manifestaciones.

"Fíjese qué diferencia con ustedes, que en lugar de ayudar al Gobierno a defender a los agricultores lo único que han hecho es meterse con el Gobierno", señaló.

Rubalcaba anunció que dejará el Ejecutivo si entiende que sus responsabilidades son "incompatibles" con las de su partido, pero no dejó hacerse ilusiones a los del PP, porque ratificó que no piensa callarse y que seguirá instándoles a pensar en "el interés general".
Otra pregunta tenía el PP para Rubalcaba, a cargo del diputado Ignacio Cosidó, quien esta vez no planteó el "caso Faisán", pero sí los "7.000 dedazos" practicados por el ministro en Interior al nombrar a otros tantos cargos policiales, ilegalmente, según él.

Entre continuas interrupciones de los diputados del PP, Rubalcaba le echó las cuentas sobre el menor porcentaje de cargos de libre designación que hay en la Policía con el PSOE y sacó pecho sobre sus logros en Interior, con la lucha antiterrorista "mejor que nunca", y la delincuencia o la inmigración en descenso.

Con el foco muy centrado en el vicepresidente, el "cara a cara" entre el líder del PP y el jefe del Ejecutivo pasó desapercibido.