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La Audiencia Nacional ha condenado a 13 años de cárcel al etarra Íñigo Vallejo Franco por haber dispuesto los explosivos para llevar a cabo una «campaña de atentados» en Sevilla con motivo del Consejo Europeo que se celebró el 21 y el 22 de junio de 2002.

La sección cuarta de la Audiencia sentencia a Vallejo, que fue detenido y condenado en Francia a 12 años de prisión por pertenencia a ETA, por los delitos de tenencia de explosivos y de armas, así como de falsificación de documentos oficiales.

La sala le impone además una pena de 22 años de inhabilitación, al considerar probado que integraba en 2002 el comando Basauntza junto con el ya condenado Aitzol Maurtua Eguren, ambos huidos a Francia y que ese año se trasladaron de vuelta a España para participar en una «campaña de atentados» con motivo de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE.

Ambos, sostiene la sentencia, entraron en España por Barcelona y se dirigieron a Valencia, donde permanecieron desde el 6 hasta el 9 de junio de dicho año y, posteriormente fueron a la localidad valenciana de Cullera, donde estuvieron hasta el día siguiente.

Siguiendo las instrucciones de los dirigentes de la banda terrorista, recogieron el día 8 en Torrent (Valencia) un coche Renault 19 con matrículas falsificadas cargado de explosivos que trasladaron hasta una pista forestal que une las localidades valencianas de Cortés de Pallás y La Cabezuela, donde ocultaron el material explosivo y otros efectos en un zulo.

El día 10, el coche levantó las sospechas de un policía nacional, que esperó hasta que apareció Maurtua y, cuando se dispuso a detenerlo, éste emprendió la huida.

El agente lo persiguió unos 500 metros, lo arrestó y le incautó una pistola cargada de munición y documentos de identidad falsos.

Ante la detención de su compañero, afirma la sentencia, Vallejo huyó entonces a Francia, donde siguió operando a las órdenes de ETA hasta que fue detenido en diciembre de 2009 en el país galo.

El tribunal afirma que «se ha acumulado prueba válida, sólida y contundente» contra Vallejo de que «participó en el transporte y ocultación de los componentes explosivos y de las sustancias explosivas», bajo «las superiores órdenes de la organización terrorista ETA, dispuestas a ser utilizadas en la campaña de atentados» en Sevilla.

Entre otras cosas, la sala considera que el condenado no hizo en el juicio una declaración convincente de por qué estuvo esos días en Valencia con el otro etarra y no cree su versión de que no sabía que Maurtua era miembro de ETA.

No ha dado credibilidad a sus afirmaciones de que entró solo a España y de que estuvo tres días con Maurtua pero realizando «vidas diferentes», así como que desconocía la existencia del zulo donde se encontraron los explosivos.

Otras pruebas contra Vallejo son huellas y restos de ADN encontrados en efectos incautados en el coche y en hoteles en los que estuvieron.