El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ofrece una rueda de prensa este sábado durante la visita que ha realizado a Melilla. | Efe

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El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha anunciado este sábado que en la valla fronteriza de Melilla, además de retirar las concertinas y elevar la altura en las zonas vulnerables, como ya anunció en Ceuta hace una semana, también se eliminará la sirga tridimensional o tercera valla.

Así se pondrá fin a una de las medidas que adoptó el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero para tratar de poner fin a la primera crisis de las vallas que sufrió Melilla en 2005, junto con la elevación de la altura del perímetro de 3 a 6 metros, que supuso la instalación de un entramado de cables de acero en la zona intermedia del perímetro fronterizo.

Grande-Marlaska se ha referido a la sirga tridimensional como «algo típico de la valla perimetral de Melilla», y su eliminación está entre las modificaciones que el Ministerio del Interior quiere acometer este mismo año en el perímetro para conseguir una frontera más segura, «pero también más humana».

«No son conceptos absolutamente antagónicos sino que deben estar íntimamente unidos», ha defendido el ministro en su primera visita a Melilla, en la que ha insistido en que «las fronteras, para ser seguras, no tienen que utilizar medios cruentos y menos en el siglo XXI, que es el siglo de las tecnologías y del avance».

En este sentido, ha avanzado que la valla se modernizará con una modificación del circuito cerrado de televisión actual para que tenga una mejor comunicación con el centro de control y mando y desde éste «se pueda tener una observación perfecta» de lo que ocurre en el perímetro mediante cámaras de grabación y cámaras térmicas con avisadores de presencia física.

Para ello, es necesario realizar una obra de la fibra óptica que permita la transmisión de las imágenes, ha apuntado el ministro tras defender estos métodos para dar seguridad a la Guardia Civil y la Policía Nacional «para un control efectivo» de las fronteras.

«Esto es máxima seguridad y dar los medios adecuados a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado para que puedan desarrollar su trabajo», ha subrayado Grande-Marlaska para dejar claro que «se quitan unos elementos que son cruentos porque estamos en el siglo XXI y el principio de humanidad es importante, pero somos más seguros en ese sentido».

Grande-Marlaska ha asegurado que con estas medidas se evitarán las entradas irregulares, ya que el Gobierno apuesta por una inmigración «legal, ordenada y segura» y «nunca la ilegal y menos la violenta», como ha sucedido en las vallas, donde se han producido agresiones a agentes, algo que el Gobierno no admite.

Estas obras, consideradas por Interior como «las más urgentes», se desarrollarán en los próximos meses y «exigen la cooperación y la colaboración con las autoridades de Marruecos», país al que el ministro ha calificado como «un socio muy leal y muy fiable» y «con una complicidad importante en la materia».

En este punto, ha señalado que Marruecos, al igual que Europa, «está encarando una presión migratoria relevante y le hace frente», dado que de cada cinco inmigrantes subsaharianos que intentan llegar a Europa, «solo pasa uno» y el resto se quedan en los países de tránsito, como Argelia y «principalmente Marruecos».

Ha admitido el aumento «importante» de la inmigración en España en 2018, al igual que lo había hecho de forma «exponencial» en los años anteriores, y lo ha atribuido al desvío de los flujos migratorios y las mafias que trafican con seres humanos hacia el Mediterráneo occidental por el cierre del Mediterráneo central.

Al hilo, ha destacado la bajada de entradas irregulares en febrero, en torno a un 18 %, aunque Grande-Marlaska ha dicho que no le gustan «los temas cuantitativos» y opta por «políticas cualitativas» en este ámbito.

Así, ha destacado que en los últimos meses se han desarticulado «muchas mafias» y se ha reforzado la colaboración con países como Marruecos, Senegal y Mauritania.

Grande-Marlaska ha eludido entrar «en debates» sobre la peligrosidad que, según el PP y el Gobierno de Melilla, tiene elevar la altura de la valla en las zonas vulnerables, si bien ha recordado que la ciudad autónoma anunció recientemente que iba a aumentar la altura de los muros perimetrales del centro de acogida de menores de La Purísima.