Arancha Gonzalez Laya, ministra de Exteriores.

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La nueva ministra de Asuntos Exteriores del Gobierno de Pedro Sánchez, Arancha González Laya, deberá medirse en los primeros compases de su mandato con algunos de los principales retos que afronta España en el exterior: las tasas impuestas por EEUU, el Brexit y la crisis con Bolivia figuran en su agenda inmediata al frente de la diplomacia española.

En su toma de posesión este lunes, González Laya ha lanzado un mensaje que puede ser el resumen de lo que quiere que sea la futura política exterior: «Spain is back, Spain is here to stay».

«España está aquí, y ha venido para quedarse», ha asegurado en inglés la ministra que ha avanzado que uno de sus principios de acción será recuperar el lugar que el país merece en la escena internacional y trabajar «sin complejos» en favor de «la paz, las personas, la prosperidad y el planeta».

El primer gran reto al que se enfrenta la nueva ministra es el de combatir los aranceles que el presidente estadounidense, Donald Trump, se ha propuesto imponer a más de 1.500 productos europeos, entre ellos el aceite de oliva, el vino, el queso y los cítricos españoles.

Este lunes, 13 de enero, concluye el periodo de alegaciones que Estados Unidos mantiene abierto con la Organización Mundial del Comercio (OMC) para revisar la cuantía de los aranceles impuestos desde el pasado mes de octubre como represalia por los subsidios europeos a Airbus.

Inmediatamente, González Laya deberá decidir su estrategia negociadora con el Reino Unido sobre las normas que regirán las nuevas relaciones entre Gibraltar y la UE, sobre las que España tendrá derecho de veto.

El premier británico, Boris Johnson, ya ha dejado bien claro que el Reino Unido abandonará la Unión Europea el próximo 31 de enero, en menos de tres semanas.
Mañana y pasado, España y el Reino Unido tenían previsto mantener una reunión de los comités negociadores sobre las principales áreas de relación futura. Dada la coincidencia de la toma de posesión de la nueva ministra, España ha pedido que se retrase, todavía sin fecha.

Otro asunto que tendrá sobre la mesa hoy mismo será la crisis diplomática con Bolivia que estalló la semana pasada, en plena investidura de Pedro Sánchez a cuenta de una supuesta «visita de cortesía» de diplomáticos españoles a la residencia de la embajada de México en La Paz donde se encuentran refugiados varios ex altos cargos del depuesto presidente Evo Morales.

El hecho de que la visita tuviera lugar a las 8:30 de la mañana y estuviera acompañada por un operativo de GEOS provocó la expulsión de los diplomáticos españoles de Bolivia y, como respuesta, la expulsión de los diplomáticos bolivianos de España.

La Fiscalía boliviana ha informado de que ha solicitado la comparecencia de Pablo Iglesias, José luis Rodríguez Zapatero, Juan Carlos Monedero, Iñigo Errejón y Baltasar Garzón para esclarecer si los policías españoles intentaban ayudar a huir a altos cargos del gobierno de Morales de la embajada mexicana.

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La ministra también tendrá que afrontar la crisis en Venezuela y la posición española ante el enfrentamiento entre el presidente del país, Nicolás Maduro, y el presidente de la Asamblea, Juan Guaidó, a quien España y más de 50 países reconocen como presidente encargado de Venezuela.

El anterior ministro de Exteriores, Josep Borrell, siempre subrayó que la posición de España en este conflicto iba pareja con la de la UE, pero que debido al gran número de españoles que aún residen en Venezuela no podía romper vínculos con Maduro.

El intento de Maduro de tomar el control de la Asamblea el pasado 5 de enero ha puesto el foco de nuevo en la situación en Venezuela, una crisis en la que España no se ha posicionado ya que coincidió con los debates de investidura y cuando el Ministerio de Exteriores estaba sin titular y a cargo de la ministra de Defensa, Margarita Robles.

La reputación exterior de España, dañada por los ataques y campañas de los independentistas catalanes, será otra de las prioridades de la ministra, que se ha destacado por defender la unidad de España y la necesidad de diálogo para resolver la crisis catalana.

El Ministerio cuenta con una Secretaría de Estado, la de España Global, dedicada en exclusiva a mejorar la imagen del país en el exterior, combatir los bulos sobre la falta de independencia de la Justicia e impulsar la reputación del país en el extranjero.

González Laya, experta en comercio internacional, podría volver a situar el foco de acción de esta Secretaría de Estado en el impulso y apoyo a las empresas españolas en el exterior; un foco que ya tuvo cuando José Manuel García Margallo creó la Marca España y que, en cierto medida, se perdió con la llegada de Borrell al Ministerio.

Varios son los asuntos internos del Ministerio de Exteriores que deberá atender la nueva responsable del departamento, en especial impulsar la presencia de mujeres en la carrera y en altos cargos y jefaturas de misión.

González Laya, que se ha distinguido a lo largo de toda su carrera por el interés y dedicación al impulso y fortalecimiento de la presencia de mujeres en todos los campos, no dudará en ponerse al frente de este objetivo y de la culminación de un nuevo reglamento de la carrera diplomática que introduzca «verdaderos cambios a favor de la igualdad» que propuso Borrell.

Otros asuntos de Exteriores eternamente atascados y a los que la ministra deberá dedicar parte de sus esfuerzos es el impulso y supervisión de las obras de la sede del Ministerio en la Plaza del Marqués de Salamanca en Madrid, con años de retrasos y sobrecostes acumulados.

El último plazo de entrega acordado es diciembre del 2020, lo que, si no se vuelve a retrasar, supondrá el traslado y reorganización del Ministerio de la sede actual en Torres Ágora al edificio rehabilitado.