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Vox se ha marcado este sábado como objetivo duplicar sus afiliados en cuatro años durante una asamblea general en la que ha quedado patente el poder absoluto de la cúpula dirigida por Santiago Abascal, que se ha dotado de cambios en los estatutos para preservar su control sin posibilidad de contestación.

«Gracias a los afiliados de VOX por su confianza para liderar la gran alternativa patriótica durante cuatro año más. ¡No os fallaremos!», ha escrito el lider del partido en twitter tras la reunión.

La Asamblea General Ordinaria ha proclamado oficialmente a Abascal como presidente del partido hasta 2023 y dado el visto bueno a su equipo, en el que sigue Javier Ortega Smith como secretario general y el eurodiputado Jorge Buxadé se sitúa como número tres.

Al cónclave han asistido únicamente por primera vez los cargos electos y orgánicos de Vox, no así la militancia, lo que ha suscitado la protesta de afiliados de la corriente crítica VoxHabla que, encabezada por Carmelo González, ha intentado sin éxito acceder a la reunión.

También ha aprobado la creación del Comité de Acción Política, presidido por el propio Abascal y formado por sus principales colaboradores, entre los que están, además de Ortega Smith y Buxadé, su asesor político, Kilo Méndez Monasterio, y el portavoz en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros.

Estos cinco dirigentes tendrán potestad para adoptar decisiones políticas de partido sin esperar a la reunión mensual del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) ni a la Asamblea General anual.

A la creación de este comité se añade otro de gestión económica en los nuevos estatutos, que han sido respaldados por el 92,5% por ciento de los afiliados en una votación telemática y que incorporan otras serie de cambios que refuerzan aún más el poder de la cúpula.

A partir de ahora, la dirección nacional podrá sustituir a hasta la mitad de sus miembros sin necesidad de consultar a las bases, acordar instrucciones de obligado cumplimiento para todos los órganos del partido y disolver comités provinciales sustituyéndolos por gestoras si no acatan las directrices.

Junto a estas nuevas atribuciones, los estatutos amparan un régimen disciplinario más severo, especialmente para los cargos electos y orgánicos, y permiten la suspensión cautelar automática de los afiliados incursos en un proceso penal.

«Integración y homogeneización», ha resumido el vicesecretario de Organización, Tomás Fernández, durante la Asamblea General celebrada en la plaza de Vistalegre, donde este domingo el nuevo Comité Ejecutivo Nacional será presentado en un gran acto público en el que espera reunir a 15.000 personas y donde este sábado los responsables de las distintas áreas han explicado sus planes para los próximos cuatro años.

Fernández ha recalcado que todos los cargos instituciones tienen que «predicar con el ejemplo» y ha explicado que, por eso, la selección es tan exhaustiva, la exigencia tan alta y la evaluación continua.

La vicesecretaria de Formación, Begoña Conde, ha recalcado por su parte que deben funcionar como una «orquesta». «Disciplina, formación y una misma partitura», ha dicho.
Conde ha presentado el plan de formación diseñado desde la dirección nacional para todos sus dirigentes con el objetivo de mantener discurso y funcionamiento idénticos en todas las provincias y que ya ha comenzado a impartir a los candidatos de las elecciones vascas y gallegas del 5 de abril.

Según Ortega Smih, a Vox le esperan tiempos difíciles y cuanto mejor preparados estén sus «cuadros» menos posibilidades habrá de que sean estigmatizados.
«Esto es una fabulosa montaña que comenzamos a subir hace cinco años, probablemente estamos ya en la primera base, quedan tiempos muy difíciles y queda muchísimo por subir», ha subrayado.

La Asamblea General ha aprobado además por 95,9% la cuentas de 2019, que reflejan unos ingresos de 10,7 millones de euros, cinco veces más que en el ejercicio anterior, y un superávit de 5,2 millones, así como la actualización de los reglamentos internos electoral y del Comité de Garantías, y ha renovado a los miembros de este último órgano.

Durante esta asamblea general, la portavoz de la Asamblea de Madrid y dirigente de Vox, Rocío Monasterio, ha leído también el manifiesto del partido con motivo del 8M, al que han titulado «No hables en mi nombre».

Un documento firmado por «las mujeres de la Alternativa» que arranca como una «celebración» del legado de mujeres como Clara Campoamor, Concepción Arenal o Emilia Pardo Bazán, quienes les «enseñaron» que las «competencias y capacidades no dependen de nuestro género».

«Hoy estamos aquí las que celebramos ser mujer 365 días al año y disentimos de aquellas que pretenden convertir este día en el día mundial del odio al hombre», dice este manifiesto en el que las mujeres de Vox afirman «no ser víctimas» y no sentirse representadas por este día, ya que es un «día pensado por y para la extrema izquierda».

Un día donde «las consignas más repetidas hablan de subvertir el orden del mundo y donde se colectiviza a la mujer». «En la España de hoy, en la que hombres y mujeres tenemos los mismos derechos, no nos representa una ministra como Irene Montero que pretende imponernos un discurso que nos colectiviza», afirma este texto.

El documento también pide que Beatriz Gimeno, directora del Instituto de la Mujer, o Carmen Calvo, vicepresidenta del Gobierno, «no hablen» en su nombre.

«Porque soy mujer, quiero liberarme de vuestro burka ideológico que pretende imponernos una doctrina totalitaria» y denunció «el burka que otras mujeres llevan en el Islam ante vuestro vergonzoso silencio», piden las mujeres de Vox.