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El ministro de Consumo y coordinador federal de Izquierda Unida, Alberto Garzón, extendió este viernes la consideración de negacionista climático a todo aquel que "no hace lo que tiene que hacer para combatir el cambio climático".

Lo hizo en su intervención ante la Coordinadora Federal de IU, que esta vez se reunió en la sede de CC OO, para exponer su informe político. Allí advirtió, entre otras cosas, de que "negar las consecuencias que produce el modelo de producción y consumo de nuestra sociedad significa sumarse a esa poco honrosa fila y lista de negacionistas climáticos".

"Al fin y al cabo", argumentó, "el negacionismo climático no es solo el que se produce cuando alguien dice que no cree en el cambio climático, sino que el negacionismo también se manifiesta cuando alguien no hace lo que tiene que hacer para combatir el cambio climático".

Las palabras de Garzón son especialmente significativas en tanto que provienen del ministro que abrió el debate de que habría que reducir el consumo de carne por los efectos que su producción acarrea en materia de deforestación, agotamiento de recursos y emisiones de gases de efecto invernadero. De hecho, justo antes de acometer este tema subrayó que el objetivo de IU no es solo obtener buenos resultados electorales, sino "transformar la realidad, transformar el sentido común de la ciudadanía a través de diferentes mecanismos".

"El modelo de producción y consumo capitalista no da más de sí, es insostenible y se está llevando el planeta", diagnosticó, advirtiendo de que "nos conduce a un escenario en el que es imposible de todas luces mantener la actividad económica y productiva en estos niveles sin caer en derivas profundamente antidemocráticas o ecofascistas".

Por eso, reclamó "más audacia, más ambición" en las medidas ecologistas acordadas internacionalmente, porque "sin planeta no hay vida" y "hacer abstracción de esta problemática es hacer el tonto". De ahí desembocó en su reflexión sobre la extensión del término "negacionista".

El líder de IU, sorprendentemente, no hizo ninguna referencia a la polémica sobre el período laboral para calcular la cuantía de la pensión que ha sugerido el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. Al contrario, se congratuló de que, frente al PP, cuyo "objetivo era recortar las pensiones" para corregir el desequilibrio entre gastos e ingresos, "ahora interpelamos al sistema sobre la base de los ingresos sin tener que recortar las pensiones". Así, defendió que el sistema debe "ser equilibrado" para salvarlo de los fondos privados que quieren sacar beneficios de las pensiones.

Antes se había referido también a las reformas laborales de los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, ambas "encaminadas a rebajar los salarios" y "atacar la negociación colectiva" para "recuperar la competitividad de España". Garzón interpretó que "esta línea neoliberal ha sido duramente impugnada en la última década" y que el hecho de que Unidas Podemos esté en el Gobierno es "en gran parte el reflejo de eso". Por ello, llamó a que "se materialice la totalidad de este proyecto" y a "continuar con la derogación de la reforma laboral del PP".

En este sentido, constató que hay "discusiones legítimas" con el PSOE, pero achacó su amplificación mediática a "una sobreactuación por parte de determinados intereses de quienes quieren atacar al Gobierno de coalición". Desde su punto de vista, "hay un diálogo, una negociación y una resolución de los problemas", que "no solo depende de la correlación de fuerzas" entre los dos partidos del Ejecutivo "sino también del clima político", por lo que justificó seguir "apretando" pese a que los acuerdos “es más fácil ponerlos sobre el papel que aplicarlos".

"Empujando, empujando, vamos a conseguir la derogación de la reforma laboral", prometió, señalando como precedentes la Ley de Vivienda, el desbloqueo del plazo de enmiendas de la ley mordaza, el escudo social y "tantos otros ámbitos" que, dijo, no se limitan a los de los ministerios de Unidas Podemos sino a otras competencias.

Así, apeló a "garantizar que se cumple al 100%" el acuerdo de coalición "porque es nuestro hilo de legitimidad con la gente que nos votó". Y, aunque reconoció que "queda mucho por hacer" y a Unidas Podemos le gustaría que algunas medidas fueran más ambiciosas, proclamó que "nosotros hemos cumplido y seguimos cumpliendo con nuestra palabra" de hacer las cosas de forma distinta a como el Gobierno del PP afrontó la crisis de 2008.

No obstante, señaló también su "preocupación" por "el crecimiento de la extrema derecha" y manifestó que "nuestro objetivo es combatir esas dinámicas" con un "proyecto de país", palabra que replicó el concepto que suele emplear la vicepresidenta segunda del Gobierno y líder oficiosa de Unidas Podemos, Yolanda Díaz.

En ella terminaría su discurso, después de reiterar su apuesta por "contar con mucha más gente" y "empujar para construir un frente amplio que nos incorpore a todos los compañeros de IU" pero también Podemos y los Comunes, y sobre todo "incorporar a mucha más gente", de otros partidos o que no milita en ninguno pero siente simpatía por los valores del espacio confederal.

"Esto cristaliza en un proyecto de país", repitió, adornándolo con "parámetros republicanos y federales" como "la única línea de trabajo que es viable en el medio plazo" en España y reiterando "el apoyo que desde IU hacemos, y yo personalmente, a que este proceso lo pueda encarnar, y si así lo desea, nuestra compañera y amiga Yolanda Díaz pudiera aceptar ser la candidata a unas hipotéticas elecciones generales".